—¿Martin, no puedes pensar en serio que ha sido él? No sé cómo decirte esto, porque no me puedo hacer una idea de lo que habéis tenido que pasar ahí dentro. Pero nadie, en su sano juicio, haría una cosa de este alcance —le dice Omar. Martin se queda pensativo y sobrepasado por los acontecimientos—. Juanjo te quiere muchísimo, no levanta cabeza desde que te fuiste.
Martin sigue con la mirada a Juanjo. A pesar de estar de espaldas, puede ver cómo se seca las lágrimas.
—Juanjo —grita Martin. Juanjo se gira al instante—, por favor, no te vayas.
Juanjo ve como Martin corre hacia él y vuelve tras sus pasos. No sabe por donde va a salir, últimamente no lo reconoce. Todo lo ha hecho mal con él y no sabe cómo hacerlo mejor. Juanjo espera que Martin tome la iniciativa, pero este no es capaz de hablar. Tiene un nudo en la garganta que se lo impide, y en su lugar, se rompe y las lágrimas ruedan por su mejilla. Juanjo lo abraza con todo el amor del que es capaz. Un abrazo cargado de nostalgia y de buenos recuerdos. Siempre han sabido como reconfortarse el uno al otro cuando estaban mal y esta vez no iba a ser menos. Juanjo se siente impotente, desea poder hacer mucho más para que se sienta bien; sin embargo, lo único que puede hacer es: apretarle contra su cuerpo y esperar a que se calme.
—Gracias. Ha sido horrible... el fuego... los gritos... todo el mundo corriendo sin rumbo. Estaban todas las puertas bloqueadas... el techo ha estado a punto de caérseme encima.
—He visto las imágenes... —Juanjo intenta no llorar. Uno de los dos tiene que mantenerse fuerte.
—¿Quieres que te ayude a buscar a tus amigos? —le pregunta y aunque Martin le suelta, Juanjo se resiste a quitarle las manos de la cintura.
—¿Lo harías? No puedo, —No puede continuar la frase, apoya su cabeza al pecho de Juanjo. Su ex le acaricia en la espalda—, hacer esto solo.
—Por supuesto. —Juanjo le da un beso en la cabeza.
Martin quiere ir hasta la carpa donde están los enfermos más graves para buscar a sus amigos. Sin embargo, tanto Omar como Juanjo intentan convencerle de que no es buena idea. Al final, Omar se ofrece a ir él y les pide que esperen allí. Diez eternos minutos tarda Omar en regresar con la información.
—Hay muchos heridos sin identificar y... también hay muchos muertos, no os voy a mentir. Pero me han indicado que han llevado a algunos bailarines al hospital de la zona, podéis acercaros allí y preguntar.
—Gracias, Omar. Eso haremos. Si te enteras de algo más llámame —le responde Juanjo.
Omar vuelve a la carpa para ayudar y Juanjo coge de la mano a Martin y lo lleva hasta su coche. No piensa dejarlo solo ni un instante hasta asegurarse de que estará bien sin su ayuda.
En el hospital, el caos es ligeramente menor que en la carpa. En cuanto lo ven entrar, vestido aún con el traje de bailarín, una psicóloga va hasta él para preguntarle si está bien y se asegura de que sus heridas están revisadas por un sanitario.
—Necesitamos tu ayuda para poner nombre al resto de tus compañeros. Ninguno llevabais el carnet encima.
—Claro. ¿Puedes decirme si Chiara está aquí?
A Juanjo le sorprende que la primera persona por la que pregunte sea ella y no por su nuevo novio. Chiara es su mejor amiga, pero...
—Dame un segundo que lo mire. ¿Es bailarina?
—Camarera.
—Creo que he visto su nombre. Sí, aquí está.
—¿Está bien? —Se apresura a preguntar.
—Está en coma, tiene un traumatismo craneoencefálico. La están evaluando, les voy a pedir que te avisen cuando sepan más.
—Vale. —Juanjo coge por el hombro a Martin con el brazo y lleva su otra mano al abdomen de su ex—. Tranquilo. No te pongas en lo peor.
Martin asiente y la psicóloga del hospital empieza a preguntarle:
—Hemos encontrado a una joven pelirroja con el pelo largo.
—¿Ruslana? ¿Está bien?
—La han sedado porque tiene un golpe torácico, pero está fuera de gravedad. También hay otro chico... que va vestido como tú.
—¿Álvaro?
—Está en evaluación. Estaba muy nervioso y no ha sido capaz de decirnos cómo se llamaba.
—¿Está consciente? —pregunta Juanjo.
—Sí, no puedo deciros más. Está siendo una noche complicada.
—Lo entendemos.
Durante las dos horas siguientes, la hermana de Ruslana y los padres de Álvaro aparecen en el hospital. Martin se presenta y les cuenta lo que ha pasado. Los médicos les traen buenas noticias, Álvaro va a ser dado de alta y puede irse a casa. Ruslana seguirá sedada durante unos días, pero su estado no es tan grave como pensaban al principio.
—¿Te vas a ir con tu novio o... —pregunta Juanjo, poniendo especial interés en que no se le note lo que le duele por dentro.
Martin sabe que le hizo creer que lo era y se debate entre contarle la verdad o ponerle una excusa.
¿Se lo contará? ¿No se lo contará? Por lo menos, acudió a él. Pero, ¿se irá con Álvaro o con Juanjo?
Yo no me perdería el próximo capítulo, ains que bonito ha quedado. Está feo que yo lo diga, pero como me gusta escribir ciertas cositas, ya lo veréis.
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La Nave del Olvido
RomanceJuanjo busca un equilibrio entre su vida social y su relación con Martin. Su novio reclama su atención constantemente. Juanjo está absorto en una partida de Catán con sus amigos cuando Martin necesita desesperadamente su ayuda. Las tensiones acumul...