𝗥ᴏᴏᴍɪᴇs. . . ★! [ʜᴇɪᴋᴀᴢᴜsᴄᴀʀᴀ]

chapter #36 • nobody else...

Dos jóvenes salían apresurados del auto que habían aparcado a como cayera la suerte, corriendo hacia la recepción de aquel hospital, siendo la misma mujer que los había atendido el día anterior.

Notaron cómo el maestro Tighnari junto con Cyno se encontraban allí de nuevo hablando con la misma mujer de cabellos verdes, por supuesto, siendo los tutores de Heizou seguramente debieron haberles llamado mucho antes... Pero ¿Por qué los contactaron a ellos esa madrugada? ¿Acaso había empeorado? De tan solo pensarlo los pensamientos los invadieron de nuevo.

Se acercaron a donde estaba el hombre a pasos apresurados y enseguida este se levantó de su asiento, con un gesto que no supieron descifrar.

- Están aquí... -susurró, la mujer asintió y miró a su compañera de trabajo y secretaria, ella había sido la encargada de llamarles, aún si había sido a un horario cuestionable.

- ¿Cómo está Heizou? ¿Se encuentra bien? -preguntó el índigo con preocupación, su respiración agitada y sudor recorriendo un costado de su rostro.

- Se encuentra... Desorientado -admitió la mujer- despertó esta misma madrugada y no sabía ni siquiera en donde estaba, preguntó por ustedes, estaba muy alterado... Su pulso estaba acelerado y su frecuencia respiratoria por un breve momento era exagerada -guardó silencio- aunque ahora se encuentra bien, vuelvo a retomar lo que les dije anteriormente, les haría bien su compañía...

- ¿Está despierto ahora? -preguntó Kazuha con cautela y la mujer asintió.

- Hace una hora aproximadamente -aseguró.

Los jóvenes guardaron silencio, querían ver cómo estaba Heizou... No, más bien, necesitaban saber cómo estaba, literalmente había despertado un día después de haber recibido aquella bala y, aunque estaban contentos de que hubiera recobrado sus sentidos, era peligroso que hiciera tales movimientos pues la herida no sanaba por completo aún.

- Vayan -propuso Tighnari y ambos lo miraron con desconfianza- ya tendré tiempo de poder verlo yo mismo, como dice la señorita, le haría mejor su compañía y eso es innegable, además, confío en su juicio y sé que si me dicen que se encuentra mejor podré al menos estar más tranquilo -comentó. La mujer de cabellos verdes los analizó un momento más y estos asintieron finalmente, determinados.

- Bien, síganme entonces, por favor -pidió y los escoltó por su cuenta al pequeño box donde estaba el pelirrojo, afirmando que permanecería afuera y que podían llamarle si necesitaban algo o si el paciente llegaba a sentirse peor de nueva cuenta. Al llegar, los chicos notaron el mismo color azul claro impregnado en las paredes de aquella sala, con el mismo tipo de suelo blanquecino y resbaladizo.

En la camilla que estaba en el centro se encontraba el chico que había estado ocupando lugar en sus pensamientos, mirando la ventanita que estaba a un lado pareciendo buscar algo entretenido con lo que distraerse.

Cuando este giró, sintió dos cargas en su cuerpo que por poco lo hicieron delirar, soltando un quejido bajo al percatarse de quienes se trataban..

- ¡Heizou! -lo llamaron ambos rodeándolo en un abrazo tanto como podían permitírselo.

- ¿¡Te encuentras bien!? -preguntó el chico de cabello albino y el mencionado asintió con dificultad, la visita sin duda lo había alegrado bastante.

- Estoy... Estoy bien, tranquilos -reafirmó.

- La doctora nos dijo que despertaste esta madrugada y preguntaste por nosotros... -informó Kunikuzushi y notó como el pelirrojo guiaba su completa atención de nuevo a la pequeña ventana, fingiendo demencia.

- ¿Nos extrañaste? -preguntó Kazuha apartándose un poco de él, sentándose en una banquita al lado de su camilla para hablar más cómodamente.

- Los extrañé.. -aseguró- y también me preocuparon, no supe que pasó después de que me desmayé así que también estaba pensando en eso -los miró y Kunikuzushi prefirió soltar la verdad de lo sucedido, aún si era de la forma más directa y despreocupada.