chapter #37 • ¡celebrate!

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Hubo un momento de silencio en aquella mesa, los pequeños bullicios de las mesas vecinas se escuchaban no muy lejos de donde ellos se sentaban, Kunikuzushi no tenía mucho que decir por lo recién escuchado y Niwa se vió casi que obligado a romper el silencio.

- Lo siento... No estaba consiente de lo que hacía, no era mi intensión lastimar a Heizou de esa manera -volvió a decir, el índigo frunció su ceño con fastidio y desvío su mirada, no era capaz de mirarlo a los ojos.

- Casi muere, estaba a punto de morir... -susurró, Niwa no supo qué decir ante eso y Kunikuzushi no pudo hacer más que seguir- ¿Lo sientes? ¿Como puedo creerte? Ha pasado tanto que ya no sé si lo que me dices es cierto..

- Lo sé -admitió- pero no espero que me perdonen, solo quería que supieras lo que siento y lo que tengo para decirte, en verdad creo que deberías saberlo.

- ¿Y por qué yo? -preguntó desconfiado, cruzando sus brazos y piernas de igual manera.

- Por que lo creas o no, eres la persona más cercana que tengo... -dijo lo último con ligeros signos de vergüenza, Kunikuzushi guardó silencio ¿A pesar de todo lo que le había dicho seguía considerándolo alguien cercano? Debía estar en una situación realmente complicada si era el caso... Niwa lo observó, percatándose a través de su mirada las dudas que tenía- yo.. perdí cualquier comunicación que me uniera a mi padre, aunque pudiera, no quisiera hablar con él ahora. Me di cuenta muy tarde del daño que me había hecho... Pero ¿Sabes? La prisión no es tan mala si tu vida en plena libertad tampoco era la mejor -trató de alegrar el ambiente un poco y Kunikuzushi no pudo evitar soltar una risita por lo dicho, sin duda se encontraba en mal estado...

- Supongo... -lo miró finalmente, sus ojos conectaron por un instante y la mirada del chico se dirigió a sus labios, los rastros de sangre aún recorrían su barbilla.. claro, el castaño no podía limpiarse por cuenta propia ya que sus manos estaban atadas ¿Acaso lo habían golpeado? ¿No dijo aquel oficial que era su primer día allí?- por cierto, esas manchas de sangre...

- Oh.. ¿Estas? -entendió al instante de qué manchas se refería, tratando de lamer con su lengua el borde de sus labios para limpiarlo, Kunikuzushi hizo un gesto de disgusto antes de sacar de su bandolera un pequeño trapito color blanco, sosteniéndolo con firmeza para limpiar la sangre que yacía fresca sobre su mentón, «debió ser hace poco...» pensó.

- No lo limpies con tu lengua, la sangre sabe del asco... -demandó, limpiando con cuidado la zona.

- Si... Hm.. es como un tipo de saludo cordial -comentó con una sonrisa, jugando con sus dedos mientras el otro concluía su tarea.

- ¿Romperte el labio se considera como saludo? Qué gente de mierda... Supongo que no es de extrañar -juzgó con cansancio, doblando el trapito y guardándolo nuevamente en su bandolera, la parte manchada quedando atada a la limpia para evitar que su bolso resultara perjudicado con manchas de sangre no deseadas.

- Bueno...

- Joven Kunikuzushi, solo tienen veinte minutos -anunció el oficial desde su sitio y ambos se irguieron por las palabras, Niwa se reincorporó y el contrario no pudo hacer más que guardar las palabras en la punta de la lengua, había olvidado por un momento que las visitas llevaban cierto periodo de tiempo... Y que la suya no era la excepción.

- Trataré de ser breve.. -Niwa apretó sus manos entrelazando las mismas, sus palabras quedaban atrapadas en la punta de su lengua sin lograr expresarse como debía- pienso... Que quizás una explicación sería más efectiva que una disculpa.. lo intenté ¿No? -preguntó para sí, Kuni lo miró en silencio permitiendo que continuase- ocurrieron muchas cosas luego de lo que pasó en la empresa de la señorita Ei.. yo... No estaba seguro, ni menos consiente, haber atacado el lugar de esa forma fue imprudente, puede que sea tarde para arrepentirme de mi decisión, pero aún así debo decir que lo lamento -lo miró, en ese instante sus miradas se cruzaron y Kunikuzushi pudo confirmar que estaba siendo sincero, por primera vez hasta donde se permite recordar, su rostro severo no reflejaba falsedad ni sentimiento oculto.

𝗥ᴏᴏᴍɪᴇs. . . ★! [ʜᴇɪᴋᴀᴢᴜsᴄᴀʀᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora