𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑

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LOS 74 JUEGOS DEL HAMBRE
"La seguridad de tus palabras"

thallasa's perspective

Nada más poner pie sobre la Mansión Presidencial, ya habían dos avox para guiarnos a dos lugares que bien conocíamos. Lo miré antes de ser separada de él, sabiendo el largo día que me esperaba delante. Fui llevada un comedor, donde ya se encontraba él muy bien vestido en la mesa y se percató de inmediato de mi presencia.

—Buenos días querida Thallasa, tu visita como siempre es una alegría para mí.—dijo William Snow mientras se levantaba de su asiento y me guiaba al mío.

Sin quitarme de encima esos asquerosos ojos azules, incomparables a los de Finnick, quien al contrario que Snow, rebosaban de vida y color. Los suyos simplemente carecían del brillo y emoción, además de que podía ver muy claramente tras la fachada de esa sonrisa, se escondía la enfermiza obsesión que tenía por mí. Lo que más me molestaba de William Snow de su actitud no era eso, sino de la manera de la que se refería a mí o mi relación con Finnick. Siempre conseguía hacer comentarios poco apropiados, tales como "Eres mía y solo mía, claro que no soy competencia con ese Odair." "¿Por qué querrías estar con él cuando estoy yo a tu merced?" "Deberías de divorciarte, yo soy mejor." Lo odiaba, me enfurecía que dijera eso. Cuando todos aquí sabíamos que era una simple actuación y que mi vida estaba en juego realmente.

—Muy callada hoy, ¿ha sucedido algo con Finnick?—preguntó mientras desayunaba, pero le ignore y no le respondí a su comentario.—Thallasa.

Dijo en un tono serio, me agarró de la mano de repente y la estaba apretando tan fuerte que solté un quejido por la incomodidad.

—¿Te duele? Pues deberías de responderme cuando te hablo Thallasa Calder.—seguí sin darle el placer que sabía que mi voz le daba. Lo cual hizo que se enfureciese aún más.

Me levantó bruscamente de mi asiento, tumbando mi silla de paso. Estábamos ahí parado en medio del comedor, yo mirándolo desafiante a ver si se tercia a hacerme algo más. No estaba por someterme a sus simples torturas solo porque seguía siendo un dolido sobre mi rechazo hace casi un década prácticamente. William Snow, no tendría nada de lo que querría. Por lo menos no de mi parte. Este mismo se acercó más a mí, agarrándome inesperadamente del cuello.

—Recuerda quien es tu jodido dueño Thallasa, recuerda que esto es por no valorar al hombre que estaba tu merced y encima te conformas con un simple vencedor de tu distrito. Cuando me tenías a mí. El heredero del Clan Snow.

Tras decir eso me soltó, tenía la respiración algo agitada pero él solo me miró con total desprecio. Solo diciéndome esto antes de irse "Lo pagarás esta noche, que lo sepas."

/•••/

La noche cayó rápidamente, yo estaba siendo preparada por los avox en la manera que a William Snow le gustaba. Bañada en esencia de rosas, con el pelo recién lavado y la piel exfoliada y suave, más perfume de rosas y el atuendo que hubiera escogido él personalmente—siempre solía ser una pijama de seda blanca translucida.—Estaba siendo preparada como un cerdo que lo llevaban al matadero prácticamente, sin opción a resistirme si quería que mis seres queridos siguieran viviendo sus vidas tan tranquilamente. A mí no me importaba, todo mientras que supiera que ningún daño les llegaría a ellos. Pronto la preparación terminó y esperé en la habitación hasta que William llegó.