𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑

27

Una muerte por una vida

thallasa's perspective

Las palabras de mi esposo se quedaron como un recuerdo que no se iba de mi mente, me había dejado mucho que pensar esta repentina reacción que tuvo para mí en esta situación. ¿Qué era lo que él no podía llegar a comprender? Yo no era humanamente capaz de vivir sin él, no después de haberlo hecho estos últimos años. Él era el oxígeno que yo necesitaba para respirar, la sangre que necesitaba el corazón para latir, era esa fuerza esencial que necesitaba en mi vida o moriría. Debía admitir que al principio de nuestra relación yo lo vi venir pero no le avisé, no lo avisé de que lo que veía en nuestro futuro era tan incierto. Y que si íbamos por el camino que creía, nos condenaría a ambos a la muerte o aún peor. Me consumía lentamente verlo mirándome con esos ojos, llenos de decepción y tristeza solamente. También que no entendiera mi perspectiva, sabía que William Snow no cumpliría su palabra. Igualmente lo hubiera matado a Finnick y los demás habrían muerto por los Juegos, todo tendría el mismo resultado a excepción de que lo había traicionado. Y eso es algo que nunca podría.

Pronto cayó la primera noche dentro de la Arena de Vencedores como yo y todos la llamábamos, buscamos un lugar donde pasar la noche y descansar todo lo que pudiésemos. Especialmente estando deshidratados, ya que tampoco duraríamos mucho más así. Debíamos de encontrar una fuente de agua. Me senté, recostándome en un árbol mientras veía a Finnick hacer lo mismo. Solo que se fue con Katniss en vez de a mi lado, conmigo.

—Sigue tan enfadado aún.—murmure, creyendo que nadie podría haberme escuchado.

—¿Quién sigue tan enfadado?

—¿Quién va a ser Peeta?

—Ya lo suponía, solo necesitaba que tú confirmases mis sospechas.—dijo sentándose a mi lado.—Nunca creí que os vería a vosotros dos enfadados con el otro, presuponiendo que aun sois la pareja perfecta que el Capitolio pinta que sois, ha debido de ser algo muy fuerte.

—Y que lo digas.

Mi mirada estaba fija en las interacciones entre Finnick y Katniss, por alguna extraña razón me molestaba tanto como se miraban o rozaban de más. Quizás me estaba volviendo loca por la falta de agua y viendo todo en cámara lenta, pero no soportaba verlo así con otra. Menos con Katniss. Ella era tan hermosa como inteligente, lo comprobamos bien en sus Juegos del Hambre. Diría que fue la tributo más letal y astuta. Y por eso tenía este sentimiento de inundar mi ser, ella era una buena opción, eso era lo peor de todo de este opresor sentimiento en mi pecho que me impediría pensar racionalmente. Celos. Lo estaba viviendo por primera vez en mi vida y no era una muy buena experiencia, a la vez debía de protégela pero quería apartarla de una patada del lado de mi esposo. La inseguridad e incertidumbre de la tormenta que llegó a nuestro matrimonio, no sabía si seríamos capaces de resolverlo antes de que todo se fuera a tomar viento.

—Solo tiene ojos para ti, como Katniss solo tiene ojos para mí. No te tienes que preocuparte por ella, no es ese tipo de chica.—me dijo Peeta viendo que me quede mirándolos.—Además, Katniss sería algo joven para los 24 años que tiene Finnick.

—25–corrijo correctamente si ya han andado dos días de estar en la Arena, hoy sería su cumpleaños pero estamos peleados y no sé si mi matrimonio sobrevivirá a esta pelea.

—Pues eso Thallasa, no hay mejor persona que conozca a Finnick como tú. Igual que yo con Katniss, nos conocemos muy bien diría yo.