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LOS 75 JUEGOS DEL HAMBRE
"Tu y yo hasta el final"


thallasa's perspective



El día comenzó como ninguno otro, aunque este era un bastante especial. La Víspera de los 75 Juegos del Hambre o el Tercer Vasallaje de los Veinticinco y por lo tanto, las Entrevistas a los vencedores serían hoy. Jan, el estilista, llevaba días de antelación preparando nuestros trajes e ideando lo que llevaríamos puesto hoy, en este día. Siempre fue de los que le gustaba plasmar un mensaje en sus ideas. Como siempre, empezaron trabajando en mi peinado. Decidió que estos eran unos juegos que requerían una especial atención y dedicación a los detalles subliminales, pequeños pero cargaban con un gran peso y significado.

Estuve sentada por casi una hora, mientras me estaba haciendo trenzas que luego reuniría en una trenza aún más grande. Me era difícil explicarlo sin que se viera, pero bastaba con decir que era un peinado complejo con un resultado magnífico.No podía decir menos sobre el vestido que había cosido y diseñado personalmente Jan. Un vestido de gala color negro, mangas largas, brillante, con encaje, escote cuadrado y la espalda descubierta.
Este vestido era uno completamente diferente a cualquiera otro que hubiera utilizado, mayormente de colores pastel o azules pero este debía de ser diferente. La ocasión lo requería.

—¿Cómo va por aquí nuestra querida Thallasa?—preguntó Finnick mientras bajaba de las escaleras ya arreglado por otro estilista.

—Espero que tras casi unas dos horas aquí sentadas, esté lista, ¿a qué si Jan?—dije sin moverme, para no interrumpir su trabajo.

—Casi, cierra los ojos para el toque final.—le hice caso y noté como ponía la laca, y ese fuerte olor entraba por mis fosas nasales. Unos minutos después, abrí los ojos.—¡Voila!

—Preciosa simplemente.—dijo Olivia.

—No, la mujer más bella en todo este mundo.—él me tomó de la cintura a un beso improvisado.

—Basta tortolitos, no le arruines el maquillaje o el vestido antes de tiempo. Aún debemos de llegar al plato de televisión y acatar los últimos detalles de vuestros vestidos.—apresuro Jan.

Finnick se rió tenuemente y me tomó de la mano. El camino hasta el plato de televisión que tan familiar me resultaba, yo misma hace unos nueve años estaba aquí siendo presentada como tributo. Nunca esperando volver como una vencedora, por aquel entonces, pensé que ganar los juegos me daría una inmunidad inexistente prácticamente.
Ahora me doy cuenta que eso eran falsas esperanzas, como si otras veintitrés personas murieran me diera algo de felicidad, gloria como lo solían llamar repetidas veces la gente del Capitolio. Quienes solo vivían en su diminuta burbuja de privilegio y no veían más allá de ella.
Estos Juegos y la revolución que venía no era solo por mí o Finnick. También por Katniss, Amanda, Edward, Rose, Peeta, Haymitch, Mags, Johanna, Margaret, Flora, Thalia, Eric, mis padres, los demás vencedores, los tributos caídos de todos los anteriores juegos del hambre y cualquier persona más que hubiera sido afecta bajo este injusto sistema autoritario y dictatorial.

El trayecto hasta el plató no se me hizo largo. Mayoritariamente porque mantuve todo el rato callada, observando el cielo a través de la ventana y disfrutando como nunca estos últimos momentos de paz que tendría en meses. Porque no iba a salir de esta Arena, ni yo ni nadie. Por lo menos vivos, ese era mi plan inciso hasta que el plan maestro de Plutarch Heavensbee fue revelado ante nosotros. El selecto grupo de vencedores.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora