𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑

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LOS 75 JUEGOS DEL HAMBRE
"Aliados"

thallasa's perspective

No era cuestión de lealtad, pero solo habría una persona por la que daría mi vida y su nombre era Finnick Odair. Ya que sabía que de igual manera, él daría la suya por mí sin importar las circunstancias. Ni siquiera cuando se tratara de salvar a todos o mí, éramos la primera opción del otro siempre. Tampoco es que dudara de las lealtades de nuestros compañeros vencedores, pero como decía el dicho "Nunca terminas de conocer realmente a alguien" Y eso era más que verdad. Confiaba, pero no del todo. Había aprendido a hacer eso durante todos estos años de experiencia en el espectáculo que consistía los Juegos del Hambre y la esclavitud a la que estaba obligado tras vencer. Sin embargo, era una victoria hecha a base de sangre, algo sucio.

Matabas a veintitrés personas para unos segundos de gloria, nada más. Era raro conocer la verdadera felicidad tras vencer tus juegos, pero creía que era una de las favoritas del universo y así conocí a Finnick Odair. Sin él, no habría sobrevivido hasta ahora. Me habría quitado la vida muchos años atrás seguramente. Pero no todo el mérito se lo llevaba Finnick, también mis otros amigos vencedores, los que conciban esta cruda realidad y sufrían también. Unos más que otras a decir verdad.

Tras una noche sin dormir prácticamente, teniendo al culpable como Finnick Odair. Él era realmente habilidoso en muchos temas, pero especialmente en estos que involucraban hacer sentir mejor a una mujer. No podía empezar a enumerarlo, porque no terminaría nunca. Pero ahí dejó yo la idea.

—Buenos días cariño.—dijo él con una voz ronca de anoche mientras se pegaba aún más a mí.

—Buenos días, ¿cómo dormiste?

—Muy bien, a excepción de que alguien estaba gritando mucho anoche.—dijo con una pizca de ironía, refiriéndose a mí.

—Me preguntó quién la habrá hecho gritar tanto.

Finnick se giró para mirarme y me tenía posicionada abajo suya en un movimiento ágil, podía sentir su espesa respiración sobre mí por nuestra corta distancia entre nuestros cuerpos. Él nos unió en un apasionado beso.

—Si no queda claro, tengo intenciones de continuar lo de anoche.—dijo él.—Me encantaba como gritabas mi nombre anoche.

—Tenemos que levantarnos ya Finnick.

—¿Realmente quieres levantarte ahora?

Me reí tenuemente ante su respuesta y ladeé mi cabeza, fueron un cuarto de hora llenos de besos apasionados y caricias. Hasta que nos interrumpieron literalmente en el acto, era Olivia quien nos gritaba para que saliéramos de la cama y fuéramos hasta el Centro de Entrenamiento. En ese momento miré a Finnick y estallamos en la risa. Creo que en el fondo, ambos sabíamos que estos momentos que compartíamos serían de los pocos con felicidad y paz que tendríamos en mucho tiempo. Por eso queríamos permanecer eternamente en esta nube, nunca bajarnos.

Aunque obviamente no era posible, así que como personas responsables nos levantamos y vestimos. Al salir al salón ni Olivia o Jan estaban por ahí, supusimos que estarían afuera haciendo recados o algo así para el día de las Entrevistas durante la Víspera de los Juegos del Hambre. La cual era exactamente dentro de cinco días. Seguramente debía de ser eso. Bajamos hasta el Centro de Entrenamiento, todos los demás vencedores ya estaban por ahí entrenando lo que fuera menos nosotros dos que acabábamos de llegar.