6 meses para vivir [Terminada.]

Persecución

ALEX'S P.O.V

Era sábado por la mañana, la fiesta era parte del pasado y al ver que Kira no reaccionaba ante mi mención de los chicos que le tiraban la onda supuse que no recordaría al pelinegro que la hizo llorar. Me dedique a hacer el desayuno mientras Kira estaba sentada en la barra con la cabeza metida en sus manos, se veía como la muerte. Quizá también se sentía así.

-Alexander, juro que si no te apresuras te golpearé tan duro que verás estrellas.-Rodee los ojos ante su comentario. No hablaba mas que para regañar, se parece a mi madre. Rápidamente borré el pensamiento de mi mente, un escalofrío recorrió mi espalda. 

-Mira ya se que doy miedo, pero no es para tanto.-Me dijo, negué divertido con la cabeza y me centre en la comida que estaba tratando de preparar. Para la sorpresa de muchos de ustedes, si se cocinar. 

-¿Y ahora porque estas enojada? Es mas, ni me digas. El que Kira Lawson este enojada es una NO-TI-CIA.-Le dije con un ligero acento gay que logro que ella riera, acto reflejo yo sonreí. Había algo en su sonrisa, me daba cierto tipo de calor, era de alguna forma llenador. Estúpida Kira, te odio por hacerme sonar siempre gay. 

-Por dos simples razones.-Comenzó a decir ella con un gruñido, como si hablar le causara jaqueca. Idiota, hablar le causa jaqueca. Me recordó mi subconsciente.-La primera es que estoy cruda, otra vez. La segunda es que tuve el peor sexo de la puta vida.-Una parte de mi se puso celoso, otra estuvo tan feliz de que fuera el peor de su vida que dolió físicamente. La mire con una ceja enarcada.

-¿Quien era el desgraciado?-Le dije fingiendo ser su padre enojado, ella me golpeo en el brazo mientras reía. Acto seguido sujeto su cabeza como si su vida dependiera de eso.-Pero ya en serio, ¿quien era el que me despertó?

*DOS HORAS ANTES.*

 Abrí los ojos lentamente, el sol golpeo mis pupilas dejándome ciego por unos instantes. No tardé en darme cuenta de que lo que me había despertado habían sido los ruidos de alguien corriendo por el pasillo, rápidamente salí de la cama para ver quien era. No es que pensara que alguien nos estaba robando, pero pensé que era el chico de ojos azules, quería decirle unas cuantas cosas. Lastimosamente, no era el, si no un chico del equipo de futbol, lo reconocí como el chico que nos intercepto en el pasillo aquel día.

Sin poder volver a dormir entre al cuarto de Kira donde la vi dormir placida y profundamente, una sonrisa se formo en mi cara hasta que me percate de que el chico salido de aquí. La dejó sola. Básicamente la utilizó.  Me senté en su silla a contemplar su cuarto, era de lo más normal. Nunca sabrías que alguien como Kira dormía aquí, no había nada que lo diferenciara de pertenecer a  alguien nerd que a Kira. 

Cuatro paredes, una negra y las demás blancas, había fotos en blanco y negro en la negra, una cama con una colcha azul marino, un escritorio con una computadora portátil decorada con calcomanias de sus bandas favorita. un mueble al lado de su cama, tenía fotos, una lampara y su libro favorito, aquel que había releído ya 7 veces, en menos de 3 meses. Mis pensamientos volaron en todas direcciones acerca de la vida de Kira. ¿Habría causado el mismo impacto en otros que en mi? ¿Cuanta gente a dejado atrás? ¿La extrañan? Se que yo lo haría, se que si se fuera, la seguiría. 

Me dirigí hacía la cocina antes de que ella despertara y pensara que llevaba varias horas viéndola, de verdad que ser un Creep no era parte de mis planes. Me quede parado a la mitad de la cocina, no sabía porque, pero tenía un sentimiento increíble de nostalgia. Contemple la casa desde la cocina, no sabía de que manera había acabado ahí, tan solo tres semanas atrás vivía en Ravens Valley, uno de los sitios más peligrosos con dos personas igualmente peligrosas, sin embargo hoy vivía en Pacific Av con Kira. Se me ocurrió entonces que debía encontrar trabajo, no me importa si Kira es asquerosamente rica, no esta bien estar mantenido. Miré en el refrigerador y me fue inevitable compararlo con el mío en casa, este estaba lleno de todo, lo que quisieras a tu disposición. En cambio el mío me había llevado a prisión.