El Buzón de amor

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El sol de la mañana se filtraba por las rendijas de las persianas, iluminando la habitación de Levi. Un bostezo se escapó de sus labios mientras se estiraba, aún somnoliento. Se levantó de la cama y se dirigió a la ventana, con la mirada fija en la casa de enfrente. Ahí, en el segundo piso, la ventana de Hange Zoe ya estaba abierta, y ella misma asomaba su cabeza, saludándolo con una sonrisa radiante.

Levi soltó un chasquido ¿Por que siempre la espiaba? ¿Por qué ella siempre saludaba? , se formó un pequeño rubor coloreando sus mejillas. Desde que eran niños, Hange era su vecina y compañera de colegio. Compartían el camino a la escuela cada mañana. La castaña conversaba sobre sus aficiones favoritas lagartijas, ardillas, biología, entre otros gustos excéntricos. Levi por su parte se mantenía callado, aunque comentaba a Hange sobre su interés por ciertos programas de TV, karate y la limpieza.

La semana del amor y la amistad se aproximaba, y la profesora Marie les había asignado una tarea especial: crear buzones del amor y la amistad, para recibir mensajes anónimos de sus compañeros. Para Levi, era una oportunidad perfecta para descubrir si Hange sentía algo por él.

Hange, por su parte, estaba nerviosa. Desde hace tiempo, sentía una profunda admiración por Levi. Sus ojos azul gris le robaban el aliento, su porte serio y su meticulosidad la fascinaban. Ella también había creado un buzón, esperanzada en recibir algo de Levi, podía distinguir su letra, incluso su olor por si el quería dejarle algún obsequio. Sin embargo Hange recibía cada día un caramelo, unos granos de café. Ella estabas segura que eran regalos de Moblit.

A Hange se le ocurrió la idea de dibujar dragones para Levi, sabía que al chico le gustaban, pues veía una serie sobre el tema. Cada mañana depositaba un nuevo dibujo en el buzón de Levi. Observaba con disimulo cómo él los recogía con una sonrisa apenas perceptible, guardándolos cuidadosamente en su mochila.

Sin embargo, un día, las cosas se complicaron. Yelena, la presidenta del colegio, se enteró del buzón de Levi y, para su propio beneficio, decidió mentirle. Le dijo que ella era la admiradora secreta que le enviaba los dibujos de dragones.

La rubia se aproximo sentándose a lado de Levi.

- ¿Te gustaron mis dibujos Levi? -Pregunto la rubia con una sonrisa -

- ¿Son tuyos Yelena? Sí

- Sí, me preguntaba si quieres beber una malteada conmigo.

- Está bien...

Yelena no dejaría que Levi Ackerman se le escapara de las manos. A pesar de ser más alta que él le gustaba. Además tenía que agregarlo a su lista de conquistas.

Levi se encontraba en una cafetería, frente a Yelena, con una malteada de chocolate en la mano. Aceptó la invitación para conversar y conocerla mejor, a pesar de las dudas. No le caía muy bien aquella chica presumida, además todos conocían que Yelena era ex de Zeke Jaeger, pero se atrevió a darle una oportunidad.

Durante la conversación, Levi se mostró frío y distante. No podía evitar pensar en Hange y en la conexión especial que tenían, la castaña era quien mas lo conocía, siempre compartían muchas cosas sin necesidad de hablar. Él estaba seguro que aquellos dibujos eran de Hange, pero no se atevió a preguntarle. Las palabras de Yelena, aunque amables, no lograban llegar a él, le parecía una chica superficial y aburrida.

- ¿Cuál fue el primer dibujo que me hiciste? -Pregunto clavando sus ojos en ella-

- De un dragón tontito duh

- ¿Qué clase de dragón? Porque en total tengo como 8 dibujos

- ¿Acaso desconfías de mí? Sabes otro chico ya estaría dándome besos Levi, mañana te daré otro dibujo.

LEVIHAN HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora