Un puck y un libro (4)

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Y si no soy el amor de tu vida, confúndeme con él



Al llegar, Hange sintió una necesidad urgente de ir al baño. Le pidió a Levi que la esperara allí y le encargó su mochila y su celular. Levi, asintió y se sentó en un banco cercano, el celular sonó registrando un nombre "Moblit" se acordo de ese chico era el amiguito de Hange. Tomo el celular respondiendo. Amenazo e insulto a Moblit, se sentía victorioso, no quería que otro hombre se acerque a la castaña.

Hange entró al baño y se miró en el espejo. Su rostro estaba un poco pálido, por no haber desayunado, además estaba nerviosa. Era la primera vez que se fugaba de la preparatoria, no quería tener problemas. Tomó una respiración profunda y trató de calmarse Salió del baño y se encontró con Levi, quien la esperaba con una expresión seria, Hange sintió algo de temor, pero se acerco tomando su mochila del suelo.


- Mi celular ¿Puedes dármelo?

- Te lo daré cuando acabe el recorrido.

- Lo necesito por mi mamá, puede llamarme.

- Esta bien, te lo daré con una condición

- Levi es mi celular, quiero que me lo des ahora o me voy

- Puedes irte, tu te pierdes el recorrido por el acuario.

- Bien dame mi celular, me voy. Eres un cretino

- Dime algo nuevo, apuesto a que tu boquita sabe hacer mas cosas que solo insultar. 

- Eres...


Deposito el celular en las manos de Hange, acto seguido la jalo para empezar a caminar por el acuario. En esos días la castaña llego a ciertas conclusiones con respecto a Levi. 

Uno: Levi era un chico malo, pero no era mujeriego o por lo menos no estaba viendo esa etapa. Era algo misterioso, solitario, además sexy.

Dos: Para Levi los golpes,  resolvían los problemas.

Tres: Tenía cambios de comportamiento, podía estar feliz y enojado en un momento.

Cuatro: Tal vez tenía un trastorno ciclotímico, posiblemente era bipolar.

Cinco: Era dulce y amable, especialmente con ella, además besaba muy bien, de alguna manera extraña se sentía atraída por él. 


La luz tenue de las lámparas iluminaba los tanques multicolores, donde nadaban peces de todas formas y tamaños. Hange se quedó fascinada observando a las criaturas marinas, olvidando por un momento sus pensamientos sobre Levi. 

Levi, por su parte, la observaba con atención, sumergiéndose en la tranquilidad del momento junto a Hange. Pensó en preguntarle sobre la fórmula, pero no quiso enturbiar la paz con la castaña. Se frotó la nuca, estiró sus brazos hasta rozar la espalda de la chica en un abrazo sencillo. Ella no se alejó del contacto, dejándose llevar por la calidez del gesto, mientras observaba tranquila al pez martillo.

Ambos, sumidos en una cómoda complicidad, continuaron su paseo por el acuario. Sus miradas, cómplices y curiosas, se posaban sobre la variedad de seres acuáticos que nadaban en los tanques. Pez neón, con sus destellos iridiscentes, pez ángel, con sus elegantes aletas, y un sinfín de otras criaturas fascinantes cautivaban su atención. De pronto la mano de Levi entrelazo la de Hange suavemente, el contacto con su piel era cálido y firme, transmitiéndole una corriente eléctrica que recorrió toda su columna vertebral. Al terminar el recorrido se quedaron en una pequeña banca, el pelinegro fue el primero en romper el hielo.

LEVIHAN HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora