El maestro de Esgrima (2)

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Hange vaciló por un instante. La idea de meterse en el auto con Levi, a pesar de la incomodidad, era más atractiva que seguir bajo la lluvia helada. Tomó una bocanada de aire frío y, con paso decidido, atravesó el aguacero hasta llegar al vehículo, dando pequeños saltitos en los charcos.


-Gracias maestro - murmuró en voz baja, más para sí misma que para Levi.


Sin decir palabra, Levi le extendió un pañuelo blanco. Era suave y perfumado, la castaña lo aceptó con una sonrisa tímida y lo usó para secar el agua que escurría por su rostro.

Un silencio incómodo se apoderó del auto. Hange observó a Levi de reojo. Era atractivo hasta con ropa informal. De pronto, Levi se quitó la chaqueta de cuero negro, sin perderla de vista.


- Tómala-  gruñó, extendiéndola hacia ella.


Hange se sorprendió. La chaqueta era cálida y olía a su propietario, una mezcla de té y menta. La tomó con cuidado, sintiendo su peso sobre sus hombros.

  - Gracias - dijo con voz más segura, esta vez mirándolo a los ojos.

-Primero deberías quitarte lo mojado y ponerte la chaqueta, prometo no ver Hange. 

El miro por la ventana, mientras escucho el sonido de la ropa de Hange deslizándose, se quedo solo en sostén, por suerte no estaba mojado, se coloco la chaqueta oscura, subió el cierre sintiendo como se envolvía en calor.

- Listo, puede voltear...

- Bien, sabes deberías comprar una mochila, esa cosa ni de saco de boxeo va a servir.

- Si, debo comprar otra -Rio por el comentario.

- ¿Dónde vives?  Te voy a llevar hasta tu casa.

- Vivo en el barrio francés

- ¿En Bourbon Street? es demasiado bullicioso

- Sí justo ahí, me gustan las fiestas y el jazz

-Entonces en camino Hange, espero no tardar el tráfico esta fatal ¿Vives sola?

- Sí ¿Usted donde vive? 

- Mid City Lakeview. Es tranquilo, además esta cerca de todo. Es acogedor.

- Oh vaya, supongo que a usted le gusta la calma, a mi me gusta a veces, no siempre. Considero que ahora debo aprovechar mi vida, conocer lugares nuevos, aprender mas cosas, vivir todo lo que pueda vivir, no me gusta  permanecer en una caja cerrada, la vida es maravillosa y quiero vivirla.

- ¿Te mantenías en una caja encerrada? 

- Oh no... solo cosas del pasado maestro, nada más. Al parecer hay menos tráfico. 



Levi arrancó rápidamente , las gotas de lluvia golpeaban contra el parabrisas como pequeños proyectiles.  Hange, envuelta en la chaqueta de Levi, observaba el paisaje urbano difuminarse bajo la cortina de agua.

Se formo un silencio incómodo entre ellos, roto solo por el sonido de los limpiaparabrisas y el motor ronroneando. Hange jugueteaba con el pañuelo de Levi en sus manos, el aroma a cuero y menta impregnando sus sentidos, iba a decir algo, pero no quería interrumpirlo mientras manejaba, Levi era un hombre serio, severo, pero amable. Nunca se imagino que la ayudará en ese momento.

LEVIHAN HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora