¿Quién eres tú? (4)

69 14 11
                                    


¿Saben lo que es lo más cruel de ser la muerte? No poder sentir el calor de la vida, la textura de la piel, la suavidad de un cabello. He visto pasar miles de almas ante mí, las he guiado hacia el más allá con solo un toque de mi dedo frío. He acariciado la piel de animales moribundos, sintiendo la última chispa de vida abandonando sus cuerpos, pero jamás he acariciado a un animal por afecto.

Nunca he sentido la calidez de un abrazo, la ternura de una caricia. Y ahora, en este mundo mortal donde mi forma física es tangible, donde puedo caminar y respirar como cualquier otro, no puedo tocarla, a  la única persona que deseo tocar  no puedo.

Si la beso, le arrebato un año de su vida, si la abraza la arrebato un aliento de su vida, si nos entregamos a la pasión, puedo arrebatar varios años de su vida.  Soy la muerte y el amor está fuera de mi alcance.

Tan solo me queda verla, conversar con ella, me llena de alegría sus trivialidades, su manera extraña de cepillar su cabello, incluso sus malos hábitos. 


---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


El sonido de gritos en la calle la despertaron, no entendía bien que estaba pasando, busco en la habitación a Levi, pero no se encontraba ¿Será que se fue? 

Se coloco la misma ropa que ayer a excepción de la ropa interior, se agarro el cabello en una coleta despeinada dejando los flequillos a los costados de su cabeza. Cerró la puerta y camino hasta la salida. Las personas estaban reunidas, un niño lloraba desconsoladamente su perro había sido atropellado, los gemidos del animal eran llenos de angustia y dolor, no podían hacer nada, estaba muy grave. Hange vio a Levi arrodillado frente al pobre animalito, al parecer nadie mas lo veía, lo escucho decir.

- Es hora de irnos perrito. Tranquilo, debes dejarte ir, no va a doler, tu amigo humano estará bien.

El animal iba soltando unos últimos gemidos de dolor, sus ojos se iban apagando y sus respiraciones eran inexistentes. Levi observo el alma del animal salir, camino junto a él hasta perderse de la vista de Hange. Quien con asombro y tristeza miraba la escena.

La castaña continuo con su investigación revisando las vasijas encontradas en las ruinas, pero no podía dejar de pensar en Levi, además se sentía muy fatigada, a pesar de comer, dormir, no se sentía con su energía habitual. Hange no era ninguna tonta sabía que de algunas forma estar cerca del ángel de la muerte le estaba provocando algo, quizás agotamiento físico, ignoraba que se le restaban años de vida.

En todo el día, no asomo. Ella decidió regresar al hotel para hacer unas llamadas a sus asistentes y ver como estaba el museo, cuando entro a sus redes sociales las noticias eran escandalosas, en ciertos lugares del mundo había un descontrol sexual, varios infieles habían sido descubiertos, los monjes habían abandonado su celibato, la cantidad de cosas obscenas estaban fuera de control. Sintió una presencia en la habitación y lo encontró de pie frente a ella, no estaba con sus alas negras, pero si con una mirada de preocupación y melancolía.


- Debo irme Hange, los demonios secuestraron a Lujuria y Castidad. Sin ellos el mundo mortal caen en caos, ellos mantienen un equilibrio.

- ¿Cuándo hablabas de equilibrio, era sobre una deidad como tú?

- No es exactamente como yo, pero si es inmortal.

- Levi... yo no quiero que me dejes, puedo ser de ayuda, se cosas sobre demonios.

- Es peligroso.


LEVIHAN HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora