El maestro de Esgrima

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Hange Zoë  a sus 22 años.

Anhelando iniciar una nueva vida en un nuevo lugar, Zoë se dirigió a New Orleans, la ciudad envuelta en un halo de misterio. Leyendas de fantasmas, vampiros, asesinatos y magia se susurraban en cada esquina, mientras el mejor jazz del mundo inundaba las calles con sus melodías. La ciudad vibraba con música a todas horas y las fiestas eran una explosión de alegría y desenfreno cuando se celebraba Mardi Gras.

La joven de cabello castaño llegó a su nueva vivienda buscando un refugio donde rehacer su vida. Luego de seis años alejada del bullicio mundano, anhelaba comenzar de nuevo, huyendo de un pasado turbulento. Un oficial amable le había sugerido New Orleans como una magnífica alternativa, destacando la calidez y hospitalidad de sus habitantes. 

Ahora debía empezar su carrera universitaria en la universidad de Loyola Universidad de New Orleans, comenzaría sus estudios en biotecnología, una carrera con un futuro prometedor. Hange acomodo todas las cosas en su nuevo hogar, observo por la ventana los músicos en una esquina tocando una mezcla de jazz con R&B. 

A la mañana siguiente, temprano, Hange se despertó con una gran sonrisa en su rostro. Era su primer día de clases en la universidad, y la emoción la embargaba. Tomó su mochila azul, guardó un cuaderno de 300 hojas, un bolígrafo de unicornio, una botella de agua y un par de bocadillos para el almuerzo. Se colocó los jeans negros ajustados, una blusa amarilla y su cabello estaba despeinado. Sin embargo, solo lo agarró en una coleta alta y despeinada. Se miró al espejo y una sonrisa aún más grande se dibujó en su rostro.

"Vamos Hange, tu puedes hacerlo eres una mujer fuerte"

Un aula iluminada por la luz natural que se filtraba a través de las ventanas, adornada con vistosas láminas de coloridas plantas, los murmullos expectante de los estudiantes se mezclaba con los sonidos provenientes del exterior. Hange, con su mochila al hombro y una libreta en mano, atravesó el umbral, contagiada de la emoción que inundaba el ambiente, por suerte había llegado puntual, era la clase de biotecnología en plantas.

Un hombre rubio con barba entro en el salón llevaba con el una planta entre sus manos, se coloco frente a la clase, sin ni siquiera tomar la asistencia empezó con su explicación

-Nuestro objetivo en esta clase es modificar y mejorar las características de las plantas que tenemos en el invernadero de la universidad. Queremos modificar una planta que sea tenga resistencia a la sequía o la salinidad, y la adaptación a diferentes condiciones climáticas, es por eso que deben comprender los conceptos básicos de la biotecnología. 

La clase siguió anotando las explicaciones, el profesor parecía un hombre muy descomplicado, incluso saco un cigarrillo en medio de la clase para fumarlo. 

- Vamos a trabajar con auxinas hormonas vegetales que estimulan el crecimiento de las plantas, citocininas estimulan la división celular en las plantas y con ¿Alguien sabe cual es la otra?

- Giberelinas... -Hablo Hange en medio de la clase

- Muy señorita ¿Cuál es su nombre?

- Hange  Zoë, profesor

- Muy bien Hange ¿Qué hace las giberelinas?

- Me parece que  regulan varios procesos de desarrollo de las plantas, me refiero a ver el tamaño del tallo...

- Si muy bien Zoë


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LEVIHAN HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora