𝗜𝗡𝗗𝗘𝗟𝗘𝗕𝗟𝗘 | Hanagaki Hyeon pensó que sabía lo que sintió su hermano cuando vio a su novia morir frente a él, sin embargo, supo que estuvo completamente equivocada cuando le tocó a ella ver morir al amor de su vida sobre sus brazos.
Su ment...
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capítulo siete; punto de quiebre
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❪ pov's Hye ❫
NUNCA ME CONSIDERÉ UNAPERSONA SUICIDA, ES decir, alguien a quien la vida no podía importarle menos como para poder acabar con ella. Y no, no me estaba burlando de las personas que tenían esos pensamientos, yo los respeto por tener las agallas de atentar contra tu propia vida.
El punto era que, después de lo sucedido esa noche, la idea de vivir no sonaba tan tentadora como a la mayoría.
Y es que, ¿quien podía culparme? Tenía un agujero en la parte izquierda de mi cuello, mi garganta ardía como el demonio, el dolor de cabeza era uno de los más potentes de mi vida y mi cuerpo estaba tan adormecido que, por muy loco que sonara, estaría dispuesto a dejarme usar como muñeca de trapo con tal de no mover ni un mísero músculo.
Ah, y por último pero menos importante, mi sentido de la vista estaba bloqueado por algo que me cubría los ojos. Lo sé porque, en los próximos cinco minutos que llevaba conciente, sentía como mi alrededor se movía levemente, como si estuviese en algún vehículo. Cuando intenté moverme, me dí cuenta también de que mis manos estaban atadas hacia atrás.
No tarde en llegar a la conclusión de que me habían raptado para torturarme de las peores maneras y terminar vendiendo mis órganos al mercado negro.
Gritar no era una opción, ya que cuando intenté hacerlo un desgarrador y punzante dolor dentro de mi cuello me hizo voltear los ojos dentro de la venda que los cubría. No podía quejarme, ni chillar, ni jadear, ni probablemente hablar.
Estaba jodida.
Lo supe cuando sentí como el lugar en donde estaba dejaba de moverse. Sea lo que sea, una furgoneta o camión, se había detenido. Dejé de respirar cuando lo único que escuché en el tortuoso silencio fueron pasos claros, haciendo algo de eco.
Y luego, la venda de mis ojos se me fue arrebatada de un tirón, provocando que entreabiera los labios en un intento fallido de quejarme por el dolor que sentí.
Parpadeé, intentando enfocar la vista en la oscuridad, pero lo que se robó mi atención por completo fue el hecho de ver a un hombre de cuclillas frente a mi, mirándome con la cabeza levemente ladeada.
—Hola, Hye. —me dijo.
Tenía el cabello peinado hacia el frente, pero lo reconocí al instante porque su rostro fue uno de los últimos que ví antes de volver a esta línea temporal.
