𝗜𝗡𝗗𝗘𝗟𝗘𝗕𝗟𝗘 | Hanagaki Hyeon pensó que sabía lo que sintió su hermano cuando vio a su novia morir frente a él, sin embargo, supo que estuvo completamente equivocada cuando le tocó a ella ver morir al amor de su vida sobre sus brazos.
Su ment...
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capítulo dieciséis; UNA NUEVA PISTA
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❪ pov's Hye ❫
Apreté los ojos lo más que pude cuando sentí sus manos meterse dentro de mi camisa para acariciar mi cintura. Con mis piernas, lo atrajé aún más hacia mí como si aún hubiese espacio y pase mis manos por sus hombros y brazos en lo que ladeaba mi cabeza para profundizar el beso que, por más que lo intentara, no me despertaba ninguna emoción.
—Ah... —jadeó contra mi boca cuando pase una de mis manos en el bulto de sus pantalones.
Me obligué a no arrugar mi rostro por la sensación tan asquerosa que sentí al sentir su respiración en mi cara. «Respira» me dije, porque necesitaba toda la paciencia y voluntad del mundo para aguantar estos momentos con Hanma lo más que pudiera.
Incluso llegué a tener esperanzas de poder desquitar esas ganas extrañas y lujuriosas que tenía encima desde aquel beso con Manjiro en el muelle, pero no había caso. No podía hacerlo por más que lo intentara. Al cerrar los ojos, lo imaginaba a él, pero mi subconciente me recordaba que no era esta la persona a la que en verdad quería tener en frente y acababa extremadamente frustrada.
No estaba para nada concentrada.
Minutos después, ambos salimos de la habitación no sin antes asegurarnos de que no había nadie por ahí, y caminamos hacia la escaleras para subir a una de las tantas terrazas del edificio. Aparte de sentirme asqueada, me sentía muy sofocada. No salía a otros sitios que no fuesen por acá cerca porque literalmente no tenía a dónde ir. Ni siquiera a las clases de Taekwondo podía ir, ya hasta pensé que me habían expulsado por las faltas.
Con unas simples miradas, los que estaban en esa terraza salieron despavoridos de ahí y nos dejaron solos. Hanma me tomó del brazo como si yo no tuviese la capacidad de caminar por mi cuenta y me sentó sobre sus piernas cuando tomó asiento en una banqueta pequeña de piedra.
No tardó en sacar un cigarrillo y ponerse a fumar.
—Fácilmente puedo sentarme aquí. —señalé el lugar libre a su lado e hice el ademán de moverme, pero no me dejó.
—Te quiero aquí.
—Pero-...
—Aquí, dije. —me miró antes de expulsar el humo a mi rostro.
—Está bien. —me mordí la lengua, estaba incómoda ahí pero no podía hacer nada. Me mantuve callada por unos segundos pero no pude dejar de percibir esa mala vibra de él, porque lo sentía algo tenso en su agarre y su simple acción de llevarse el cigarrillo a la boca,— ¿Estás bien, Shuji?
