𝗜𝗡𝗗𝗘𝗟𝗘𝗕𝗟𝗘 | Hanagaki Hyeon pensó que sabía lo que sintió su hermano cuando vio a su novia morir frente a él, sin embargo, supo que estuvo completamente equivocada cuando le tocó a ella ver morir al amor de su vida sobre sus brazos.
Su ment...
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capítulo doce; los ojos no mienten
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Una hora antes... ❪ pov's Hye ❫
Repasé lo que iba a hacer como ochenta veces dentro de mi cabeza.
«Voy, los encuentro, los asusto, dejó que los demás se encarguen y me largo»
No podía estar cerca de ellos tanto tiempo, porque aunque sabía que no me llevaba del todo con los capitanes de ToMan, eso no quitaba el hecho de que fuesen amigos de Mikey y que, en algún punto, fueron buenos conmigo.
Negarse no era una opción, porque ya estaba con el ojo encima gracias a mí falta de atención y por culpa de ese maldito cuatro ojos de mierda que solo sabía chismosear y ocasionar caos por dónde sea que pasara.
Maldito.
Nunca lo había odiado tanto como ahora. No, de hecho, creo que siempre fue así, pero me obligué a ignorar esos sentimientos cuando lo tenía cerca porque necesitaba aparentar con él, a tal punto en el que se me olvidaba lo que en verdad había dentro de su mente para destruir la posibilidad de un futuro gentil y sin muertes.
Me quité la chequeta en lo que la tiraba encima de una banqueta. Estaba en una habitación donde habían varios casilleros, lugar donde los miembros de Tenjiku guardaban sus porquerías para poder caminar con más tranquilidad por el edificio. Yo también tenía uno, aunque este estaba más apartado del resto. Fuí hasta allí para dejar mi chaqueta en dónde le correspondía y pensar nuevamente en lo que tenía que hacer para no perder la cabeza en la pelea que tendría contra Mitsuya y ese chico Smiley. Estaba procurando no parecer afectada por eso.
Escuché la puerta abrirse, lo que me hizo ponerme alerta. Ésta estaba frente a mi, pero como los casilleros me cubrían no podía ver quién era. Además, estaba sola, tenía que estar precavida también.
Pasos acercándose, me enderecé y fije mi mirada en el lugar donde iban sonando. Disimuladamente, mi mano fue a parar hacia el palo de madera que había conseguido y puesto ahí para defenderme de ser necesario.
Aunque, supuse que no iba a usarlo.
Lo miré de arriba a abajo cuando apareció al final del pasillo de casilleros, visitando la usual chaqueta de Tenjiku como lo había visto hace media hora en esa estúpida reunión.
No lo había visto tan detenidamente hasta que lo ví acercarse, y me sorprendí cuando noté una heterocromía en sus ojos que llamaban mucho la atención (aunque luego entendí que uno de esos ojos era ciego). La cicatriz se veía más intimidante, pasaba sobre su ojo izquierdo y desaparecía en su oreja.
