𝗜𝗡𝗗𝗘𝗟𝗘𝗕𝗟𝗘 | Hanagaki Hyeon pensó que sabía lo que sintió su hermano cuando vio a su novia morir frente a él, sin embargo, supo que estuvo completamente equivocada cuando le tocó a ella ver morir al amor de su vida sobre sus brazos.
Su ment...
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capítulo veintitrés; la venganza ve todo rojo
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❪ pov's omnisciente ❫
—¡A un lado! —exigió la muchacha,— ¡Muévanse y mátenla, bola de inservibles!
La gente que seguía a Hanma observó como la supuesta chica de éste los empujaba y señalaba sus espaldas con insistencia, para luego seguir corriendo sin algún punto fijo. Se miraron entre sí sin saber si era importante o no.
—¿Que carajos...? —soltó uno de ellos, llamando la atención del resto con golpecitos y una mirada sorprendida.
El resto se giró y miró lo mismo que el otro, sintiendo su presión bajar de golpe al ver cómo la nueva integrante de Tenjiku caminaba a su dirección con rastros de sangre en sus manos, su vestido y sus mejillas. Además, tenía como arma una botella que goteaba sangre del filo.
¿Que carajos significaba eso? Si se supone que estaban del mismo bando.
—Hola. —saludó ella cuando llegó hasta ellos, inexpresiva.
Ellos no sabían que contestarle, si de forma grosera, curiosa, perpleja o simplemente mantenerse callados y ya.
—¿Por casualidad vieron a una hija de puta pasar por aquí? —nadie contestó y ella insistió,— ¿Saben a qué dirección fue?
—¿Q-Que haces con eso? —uno de ellos señaló la botella.
Hye sonrió con diversión, porque la pregunta le pareció tan estúpida y obvia que prefirió ignorarla.
—Díganme a dónde fue Yuna, por favor. —pidió.
—¡O-Oye, estúpida! —uno decidió hacerle frente a pesar de tener un mal presentimiento,— ¿Que demonios crees que haces al perseguir a alguien de nosotros de esa forma? ¿Y que carajos has hecho?
—Díganme a dónde fue Yuna, por favor.
—¡Te hizo una pregunta! —otro se sumó, empujándola del hombro,— Sabía que había algo raro en ti. ¡Esperaste el momento perfecto para traicionarnos!
—Díganme a dónde fue Yuna, por favor.
—¿Es lo único que sabes decir, perra traicionera? —entonces, el último de ellos decidió empujarla varias veces de la cabeza a medida que hablaba,— Te daremos una paliza que tu lindo rostro quedará hecho trizas. Luego, te entregaremos a Kurokawa Izana para que te dé un buen castigo por verle la cara todo este tiempo.
—Díganme a dónde fue Yuna... —afincó el agarre a la botella.
Y luego, de un movimiento, le clavó el cristal roto en la mera mano con todas sus fuerzas, llegando a tocar los nervios que conectaban con los músculos de cada dedo.
