Capítulo 10: Buen despertar

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Unos toquecitos en su mejilla le hace despertarse, antes incluso de abrir los ojos está listo para mandar a la mierda a cualquiera de sus amigos que lo está despertando antes de que suene el despertador. Pero una voz gruesa le hace sonreír en vez de gruñir.

- Despierta bonito, necesito que habrás esos ojitos un momento. - el simple hecho de haberle llamado bonito le hace derretirse en la cama.

Sonríe con vergüenza y abre los ojos para ver ese perfecto rostro que le está robando la cordura.

- Hazza...- susurra y una sonrisa enorme se dibuja en el rostro del mayor haciendo que se marquen mucho los hoyuelos.

- Buenos días Lou, eres como un oso invernando, llevo 10 minutos intentando despertarte. - pasa su mano por la mejilla del castaño.

- Es demasiado pronto. ¿Qué haces aquí? -

- He venido a cubrir un turno del desayuno, pero quería darte primero los buenos días. - ambos se sonríen embobados ante la imagen del otro.

Entonces a Louis se le ocurre la mejor de las ideas, se pega lo más que puede a la pared que está junto a su cama para hacerle hueco y levanta el edredón haciéndole una oferta silenciosa.

El rizado entiende rápido las intenciones y se quita las zapatillas antes de meterse con él en la cama. Rápido lo abraza y Louis esconde su cara en el cuello del mayor. Le vuelve loco su olor, la mezcla de su propio olor corporal con el perfume que usa es gloria bendita para sus fosas nasales.

Harry lo aprieta más contra su cuerpo y deja un par de besos en su cabeza. No son nada, solo llevan con el tonteo y algún que otro beso unos días, han dormido dos veces juntos aunque de una no fuese consciente y tiene una necesidad impresionante de estar a su lado, y al parecer el rizado tiene la misma necesidad.

- ¿Tienes tiempo de quedarte un rato aquí? - pregunta el castaño mientras frota su nariz en la piel contraria.

- Apenas 10 minutos, a las 7 debería de estar en la zona de comedor. -

- Trabajas demasiado, apenas descansas. Es una mierda. - Intenta con todas sus fuerzas no dormirse, pero la cálida sensación de tener al mayor abrazándolo es de lo más anestesiante.

- Necesito el dinero, antes tenía más trabajos, pero en este sitio pijo pagan mejor y al menos todos los turnos son en el mismo sitio. -

- Podrías dormir conmigo el próximo día que te tengas que quedar, para que estés más cómodo. - se encoge de hombros.

- ¿Sólo por mi comodidad? - nota la sonrisa en su tono.

- Bueno, y porque me gustó dormir contigo y tenerte así abrazado. - No se puede ver al espejo, pero sabe que debe tener las mejillas coloradísimas.

- Me pasa igual, bonito, ahora que sé lo que es dormir contigo no me gusta dormir solo. Ojalá pudiese dormir aquí, pero si nos pillan sería una pesadilla. -

- Yo te protejo. - eso hace que el rizado tenga que aguantarse una carcajada, lo nota por como le ha vibrado el pecho.

- Mi pequeño gran héroe. - suelta con un cariño palpable en la voz. - Será mejor que me vaya ya, tus amigos se despertarán en cualquier momento y tengo que escabullirme hasta el comedor. -

- Un minuto más, porfi. - agarra más fuerte su cuello y para que no pueda escapar le pasa la pierna por encima.

- Solo si me das un beso para tener fuerzas el resto del día. -

Y no hace falta que se lo repita, eso parece activarlo un poco, despejar el sueño. Sale de su escondite en el cuello del mayor y atrapa los labios del más grande con mucha hambre.

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