Capítulo 26: ¿Secuestrado?

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Para desgracia de ambos el Sr. Tomlinson no dejó las cosas así, no se conformó con amenazarle por teléfono, si no que el día en el que Louis llegó al colegio la directora lo llamó a su despacho para informarle de lo hablado con su padre.

Había hecho la gestión rápido, ya había retirado su ingreso y avisado a la directora que no iba a pagar el resto del curso, que por suerte solo era un mes, algo menos si contamos que ya estaban a día 5.

Así que con la voz llena de orgullo le notificó a la directora que esta tarde mismo tendría el ingreso hecho. La mujer se quedó pasmada al saber que se haría cargo de los gastos, ya que no es precisamente barato. Pero ya que su padre había hecho eso y él ya tenía los 18 años le pidió una hoja a la directora donde indicase que él era ahora su propio tutor y que no quería que se le informase nada a sus padres sobre sus logros o fracasos académicos. Ahora era problema suyo.

Con una sonrisa dibujada en la cara entró en la clase y no se le borró hasta la hora del recreo donde se lo contó todo a sus amigos, con pelos y señales, y se sintió aún mejor cuando fue felicitado por ambos y sintió todo su apoyo.

Ahora sí, estaba rodeado de gente que le quería, que le apoyaba y que se alegraban de su felicidad. No de gente que lo único que querían era manejarlo a su antojo y utilizarlo para posibles tratos beneficiosos en los negocios.

Pero claramente la cosa no quedó solo ahí, no fue solo el tema del colegio, su padre no contento con cortarle el grifo y también cerrarle las puertas a su educación, quería seguir creyendo que tenía alguna clase de poder sobre su hijo, cosa que ya no iba a ser así nunca más.

Era domingo, ambos enamorados se encontraban con ropa de estar por casa, con la música puesta a un buen volumen, el sol brillaba por la ventana, brillaba lo máximo que podría brillar en Londres un día sin tantas nubes, y entre tarareos y algún que otro beso esporádico estaban montando muebles que habían comprado el día anterior para la habitación principal.

La cama se la trajeron hace un par de días y el viernes en cuanto el menor salió del colegio la habían estrenado con pasión y por primera vez habían dormido en su casa. Se había levantado con una sensación increíble en su corazón. No era la primera vez que se despertaba entre los brazos del rizado, pero sí la primera que se despertaba en su propia cama, en su propia casa junto al amor de su vida. Era un momento maravilloso.

Y ahora pues estaban montando una cómoda para poder guardar algo de ropa.

- Amor, pásame ese destornillador, el de estrella. - Louis miró un momento las herramientas que tenía por el suelo esparcidas y siguiendo el dedo de su novio dedujo a qué se refería.

- Me fascina que sepas hacer estás cosas. Yo no podría haber montado ni una silla si no fuese por ti. De hecho, no estoy seguro de conocer los nombres de todo lo que tienes por aquí. -

- Es normal, nunca has necesitado hacerlo, tenías gente que lo hacía por ti, pero en mi caso o te espabilabas o te quedabas con las cosas rotas o sin montar durante toda tu vida. -

- Ya... lo siento por eso... - Louis bajó un poco la mirada hasta sus pies, sintiéndose algo avergonzado por la gran diferencia de vidas que ambos habían tenido. Harry se da cuenta rápido del tono y le mira.

- Cariño - se levanta y le rodea con los brazos. - No era un comentario para hacerte sentir mal ni para echarte nada en cara. No es malo que hayas podido tener una vida acomodada y yo no, no es tu culpa y no tienes que disculparte por ello. -

- Sé que no es mi culpa, pero me duele que hayas tenido que pasarlo tan mal, y que tengas que trabajar tanto, primero por tu familia y ahora por mí. No es justo. - sus ojos ya estaban llorosos.

I just need youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora