Capítulo 23: Dieciocho

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Los 18 habían llegado. Se despierta por el sonido de su móvil, es una videollamada de Harry y con una pequeña sonrisa descuelga.

Todavía no estaba todo bien, todavía hay una conversación pendiente, lleva literalmente llorando varias horas y se había quedado dormido hace apenas unos 20 minutos. Pero eran exactamente las 00.01h en Hawaii y su novio le estaba llamando, así que no sería él el que se quejase de no dormir.

-  ¡Feliz cumpleaños, mi amor! – dice Harry tan pronto se ven ambas caras en la pantalla.

-  Muchas gracias, cariño. – se frota los ojos, que están bastante hinchados por el llanto.

- ¿Podrías dejar de llorar? No vamos a dejarlo. – Habían pasado dos días desde ese día en el que Hannah se presentó en su habitación y dos días desde que Louis no paraba de llorar diciendo que se merecía que lo dejase y no lo amase.

-  Pero es q-

-  Sin peros, Lou. Te amo y tú me amas, vamos a salir de esta porque lo que tenemos es para toda la vida. Tendremos una casita, con un par de perros, y si tenemos suerte también un par de niños correteando por ahí. Pero sobretodo estaremos juntos. – Y dos días en los que Harry no paraba de decirle esas cosas que le hacían derretirse de amor, pero le hacían sentirse el peor novio del mundo.

- No te merezco, Harry Styles. – baja la mirada.

- Tienes razón. – levanta la vista asombrado y le mira con el ceño fruncido. – Te mereces a alguien mucho mejor que yo, que te pueda dar una vida de ensueño y que te pueda complacer en todos tus deseos. Pero siendo sincero no quiero dejarte ir, no hasta que tu me digas que ya no sientes nada por mí, hasta que me digas que no me amas soy y seré completamente tuyo. –

- No hay nadie mejor que tú, lo demás es material, y lo único que deseo es que quieras seguir a mi lado para siempre. Tú eres el único que me hace feliz. – Louis volvía a llorar, pero ahora no era de tristeza. – Dios, Harry, te amo tanto... -

- Y yo a ti, bonito. Te amo de formas que ni si quiera se pueden expresar. – ambos sonríen suspirando. – Bueno te dejo descansar, en cuanto llegues en unos días a casa te daré tu regalo. –

- Gracias por llamarme, amor. Hablamos dentro de unas horas, ¿vale? Te amo mucho. – se despiden mandándose muchos besos y ahora sí, Louis se duerme con una pequeña sonrisa en su cara.

--..—

Solo hacía que remover su comida en el plato. Estaba sentado en su silla, sin hacer caso a las conversaciones que transcurrían a su alrededor, quizá en el mejor restaurante de Hawaii donde habían ido a comer por motivo de su cumpleaños. No era la celebración que él deseaba.

El ahora mayor de edad lo que de verdad hubiese querido es pasar todo el día junto al rizado, y por la tarde que se unieran Liam y Niall para poder ir a la bolera o cualquier cosa parecida. Incluso podría también unirse Zayn a ellos. Pero definitivamente esto no era lo que quería.

Un pequeño golpe en su costado lo saca de sus pensamientos, mira hacía su padre que está a su izquierda y es el responsable de esa llamada de atención. Le hace un gesto con la cabeza indicando que le siga.

¿Qué narices querrá ahora? No le ha dejado respirar en todo el puñetero viaje, y ni el día de su cumpleaños lo deja tranquilo.

Lo acompaña hasta el pasillo que van al servicio, la verdad que no por nada lo llaman el mejor restaurante, ese pasillo podría ser perfectamente un piso de estudiantes. A parte del buen gusto decorado.

- Toma. – dice su padre sin más, entregándole una caja de terciopelo negro. Louis la mira con el ceño fruncido.

- ¿Es para mí? – pregunta sorprendido, cree que nunca ha recibido un regalo directamente de las manos de su padre. Hasta le hacía algo de ilusión.

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