24. Sin suficiente fuerza

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—No recordaba que te gustara tanto jugar con la tierra.

—Es un secreto.

Seonghwa mira con sospecha a Yeosang. No puede imaginar bajo que concepto podría estar jugando con tierra o ser un secreto. Lo único real, es que Yeosang llegó más sucio que nunca y debe ayudarlo a limpiarse las plumas—. Creo que debes hacerte un recorte. Están muy largas... nada de prruuuu pruuu, sabes que tienes que cortarte las plumas.

—No puedo volar bien cuando cortan las plumas. —queja Yeosang.

—Serán un par de días nada más.

—No quiero. Se van a asustar y no podré volar.

—Nos seas melodramático—regaña Seonghwa. San entra al baño y la escena en sí le da mucha risa. Refregándole las alas de Yeosang y empapado por ello—. ¿Hay tijeras para plumas aquí?

— ¿Vas a hacer eso? ¿Ahora? ¿Aquí? ¿En serio te odias tanto?

—Sí. Lo suficiente.

— ¡No se las des! ¡Estoy bien así! ¡Voy a mudar dentro de poco! —lloriquea Yeosang y ambos se detienen. Tratan de hacer el cálculo y en teoria, dentro de un mes empezará a mudar el plumaje.

—Solo te salvas por esto. —informa Seonghwa y Yeosang levanta los brazos. San se recuesta en el borde de la puerta.

—Oye, Sangie ¿Puedes ayudarme con Wooyoung mañana? Le contaré a Yunho de cómo amarrarle las alas, creo que necesita un poco de apoyo moral.

Yeosang asiente, no es como que no vaya a ver a Wooyoung de todos modos. Aunque recuerda que debe ir a conocer a Mingi y ayudar con lo que Hongjoong le pidió.

— ¿Mañana puedo ir a ver a Mingi?

— ¿El murciélago? —pregunta San y Seonghwa asiente.

—Sí. Claro. Seguro que le hace falta un poco de compañía... trata de no chocarte con todo, la luz debe estar muy baja en su habitación.

Yeosang se queda viendo las baldosas en la pared y piensa en Jongho. Ojalá conseguir un espacio donde pueda quedarse y que no sea tan horrible. Que sea un oso no quiere decir que deba estar en una cueva. Porque ni siquiera es una cueva bonita.

Quisiera que fuese como en las ilustraciones de los cuentos que leía de pequeño. Una cueva hecha de rocas, al pie de una montaña y con bosque alrededor. Sí, eso sí es más lindo y el sentaría más saben. Que tenga una camita al fondo, una mesa de noche con una vela encima, una mesita de madera a la derecha, un plato con frutas y varios jarrones de miel vacíos.

Entraría a esa cueva sin problema. No tendría que ensuciarse las plumas y tener que darse un baño de casi dos horas para sacarse toda la mugre.

Sus ensoñaciones se vuelven más y más infantiles, esperando que acaben de lavarlo, pero es más entretenido que escuchar la conversación de Seonghwa y San.

—Así que aceptaste el pedido de Hongjoong.

—Tuve mis condiciones.

—Obviamente. —burla San con una larga sonrisa zorruna en los labios. Su cola empieza a balancearse de un lado a otro.

—Haces sonar que soy un manipulador. Cuando de los dos, el malo eres tú. —acusa Seonghwa en un refunfuño. San encoge de hombros.

—Soy un zorro, el verdadero problema de que nadie entiende mi sentido del humor—dice, victimizándose al extremo. Seonghwa rueda los ojos—. Sea como sea... ¿Lo ves? Este lugar es mejor de lo que cabría esperar. Tenemos mucho que hacer y no han matado a nadie.

Dangerous Thing || JongSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora