34. «Eres especial»

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Ver a Hongjoong dormido es tan habitual. Su trabajo es simplemente eterno e imposible de acabar, las pilas de documentos aumentan con los días y Seonghwa ha estado mientras responde un par de llamadas de su papá. El hombre tiene voz amable, un poco grave, pero no deja de ser una tierna. Se nota a las leguas la fe que tiene en su hijo.

Quizá no sabe todo lo que tiene encima o tal vez sí y por eso sabe qué hace un buen trabajo.

A las doce toma una siesta de cinco minutos y se despierta a continuar con la pila de papeles. Seonghwa ya amoldó su horario a estar despierto por la noche, mucho más sencillo en su caso que en el de Hongjoong. Por lo mismo es capaz de verlo descansar esos cinco minutos y despertar más dormido que despierto.

Es una persona torpe por naturaleza, estar con la modorra no lo ayuda y es igual a ver un niño pequeño arrastrar los pies por su cuarto, tratar de conseguir sus juguetes y manta favorita para dormir. La imagen tan inocente de su parte solo hace a Seonghwa maldecir entre dientes: ¿Por qué Hongjoong debe resultar tan encantador? Tan frágil a pesar de lo fuerte que es en realidad.

—Hoy tienes un poco más de energía. —menciona Seonghwa. Son las doce y quince, Hongjoong no está medio dormido.

—Dormí toda la tarde por accidente, me puse a beber. —informa avergonzado.

—Eso explica el olor.

— ¿De verdad huele? —pregunta dejándose caer en la silla, gesto penoso y fastidiado.

—Un poco—tranquiliza—. Aunque si San viene, seguro notará más el olor. Su nariz es mejor.

—Menos mal no es tu caso. No quiero que te maree. Sé que el olor a licor es especialmente molesto para ustedes.

Seonghwa asiente. El licor es muy fuerte para el sistema de cualquier beastman. No resisten beber nada fuerte. Son fáciles de emborrachar, exceptuando algunos reptiles con veneno en sus sistemas, crean enzimas que los ayudan a procesarlo más fácil.

Hongjoong se queda unos minutos viéndolo y pregunta:

— ¿No tuviste ningún hermano?

—Mi mamá se embarazó de nuevo, pero lo perdió a los pocos meses.

—Uh.

—Iba a ser un beastman, o al menos parecía. El feto tenía... una especie de cola—murmura Seonghwa—. Se asfixió.

Hongjoong balancea su silla de un lado a otro antes de levantarse y buscar en el mueble de licores dentro la oficina. No hay mucho acabado, apenas un par de botellas de las docenas que hay ahí guardadas. Se sirve y Seonghwa a lo analiza atentamente.

—Ella debe extrañarte mucho—comenta Hongjoong apoyado en el mueble atrás suyo—. Quizá cree que moriste y debe estar muriendo de dolor lentamente. Es triste ¿No crees? Amar tanto a alguien y de repente ya no tenerlo, la posibilidad de que sea asesinado lastimado, que no lo traten con el mismo amor con el que fue criado—Encoge de hombros—, es deprimente.

— ¿Querías a alguien de esa manera?

—Creo que no—ríe Hongjoong, torpe—, pero... me pregunto si fui amado así—Seonghwa balancea al cabeza, a eso quería llegar—. A veces me da la sensación de que no es el caso y me hace sentir un poco solo. —Da un trago al vaso con whisky y arruga la cara por un momento.

—Yo creo que tu padre te ama mucho—comenta Seonghwa—. Te llama bastante seguido. No es para hablar de trabajo, es para saber de ti. Eso es amor. —asegura el beastman y Hongjoong niega con la cabeza, apretando un poco la sonrisa.

—No. Es culpa.

— ¿Culpa?

—Mamá fue asesinada por Jonghwaje... en una redada que hubo—Seonghwa arruga el entrecejo—. Mi hermano menor era un beastman. Era un gato. Recuerdo que tenía las orejas tan triangulares —pone una mano en su cabeza para imitarlo y se ríe—. Se la pasaba con algodón dentro, le dolía el ruido. Papá lo protegía muchísimo, tanto que se cansó de estar metido en un cuarto.

—Escapaba. —asume el beastman y Hongjoong asiente.

—Sí... Hasta que un día no lo encontramos por ninguna parte. Lo buscamos, pero cuando lo hallamos, ya estaba muerto—Hongjoong se queda viendo a la nada un instante y luego desvía la atención del todo a la derecha—. Él lo mató. Tenía una oreja en su boca y en sus manos la cabeza.

Seonghwa boquea y mira hacia la pizarra, donde figura la foto de Jongho. Hongjoong suelta aire y deja caer los hombros.

—No es su culpa. Yo lo encontré primero... lo que vi, fue como se contorsionaba por la electricidad en su cuello. Las orejas triangulares de mí hermano, eran redondas en él y estaban aplastadas en su cabeza. Misma edad: once años tal vez—supone ausente y con mirada perdida—. Estuve un tiempo en sus contenedores de beastman... era el lugar más miserable que haya visto en mi vida. Los odié.

—pero tú no eres beastman. No tiene sentido que te haya llevado. —queja Seonghwa al instante, congestionado ante la imagen. No sabe cómo era el hermano de Hongjoong, solo ha visto una foto y no es capaz de visualizarlo. En su lugar, su mente coloca a Yeosang en ese lugar y solo le genera más desagrado.

—No. Solo era el único hijo de Kim Nam-Joon, el único idiota que estaba empeñado en proteger a todos los beastman, incluso desde antes de tener uno—enfatiza Hongjoong. Toma aire y luego se ríe apretando los ojos y echando atrás la cabeza—. Los cuidaba tanto que los humanos no importábamos.

Seonghwa se pone de pie y avanza hacia él, su cola enroscándose y desenroscándose. Hongjoong deja el vaso ya vacío y aprieta su brazo.

—Quisiera ser especial. Ser único. Quizá así me amaría más... Quizá así le habría dolido cuando le pedí irme—Aprieta los labios un momento y mueve la mandíbula—. Soy lo común allá y aquí, donde me desvivo por tanta gente, tan solo soy despreciado por ser lo que soy... me hace seguirme preguntando si quizá el pago de todo esto, es conseguir a alguien que llore si muero.

—Eres especial.

Hongjoong de una risotada.

—Lo dice el hombre con escamas, cabello y cola que cambian de color dependiendo de sus emociones o que se hace invisible cuando quiere—señala Hongjoong—. Sí. Especial. —burla de nuevo.

—De verdad creo que lo eres. —Insiste Seonghwa.

—Lo dudo tanto. —responde Hongjoong y Seonghwa frunce los labios. Lo toma de las manos y lo hace tenerlas abiertas. Observar las palmas blancas y con manchas de tinta.

—Sí lo eres—musita Seonghwa—. Quizá no tengas rasgos animales o algo que los demás puedan tomar para lucrarse, pero sin duda es algo por lo que te matarían: tienes un corazón fuerte... un corazón amable—Levanta la mirada para verlo a los ojos—. Y eso es algo que no abunda... que no todos tienen... podría decir que casi nadie lo tiene.

—¿Fuerte por no llorar culpa de la ansiedad? —pregunta con deje bromista.

—Fuerte para seguir ayudando a pesar del desprecio y ser paciente a ser apreciado. Hay quienes lo hacen... y eventualmente, todos notarán que es así. —promete Seonghwa con una sonrisa penosa.

Hongjoong niega suave con la cabeza, duda que sea así, pero se siente bien tener a alguien diciéndole esto. Que al menos una cosa en él, vale la pena. Ser el recipiente del odio hacia los humanos de parte de los beastman solo causa que se sienta igual que ellos: como alguien que no debió haber nacido para empezar.

Dangerous Thing || JongSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora