Capítulo 10

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 Esa mañana, Annika caminó completamente agotada hasta el asiento más cercano. Ese día el entrenamiento había sido en la carrerilla junto con Math. Había vuelto a intentar el mismo método que funcionó con Nova en los demás, pero al parecer las gemas se resistían a elegirlos. Eso la hizo pensar que quizás debía encontrar a otros candidatos.

 —Anímate, Annika. Quizás alguien más va a ser digno de ellas— Dijo Math, ofreciéndole una botella de agua— Aunque sería increíble utilizar una.

 —Preferiría salirme luego del problema— exclamó mientras bebía el agua.

 —Te ves molesta—

 —Estoy agotada, es todo—

 — ¿Algo que quieras decir?—

 Annika lo miró. Él sonreía maliciosamente, como intentando convencerla de que hablara. Ella relajó los hombros y suspiró.

 —Estoy cansada de no poder dormir bien. Quiero descansar, pero gracias a la gema no he podido conseguir hacerlo—

 — ¿Has tenido visiones últimamente?—

 Pensó en la visión que había tenido de Evan. Ya había pasado una semana desde que se vieron por última vez. No había querido ir a visitarlo, porque se sentía extraña por la visión... y suponía que él también.

 —No he tenido, pero duermo muy poco. Mi cuerpo evita dormir. Por más que lo intento no puedo hacerlo—

 —Quizás deberías inventar algo, algún tipo de magia que te deje dormir—

     —Eso existe, es solo que...—

 Se quedó callada antes de continuar. A su mente vinieron las palabras de su padre, sobre los dos libros que faltaban. Pensó en el templo que vio en su visión y recordó que su padre había encontrado el libro en un templo. Si ella averiguaba donde estaban esos templos quizás podría encontrar los libros que faltaban y podría haber alguna posibilidad de alterar el curso de las visiones.

 — ¿Annika?— Math agitó la mano frente a sus ojos, para que espabilara.

 —Lo lamento... es solo que tuve una idea—

 —Los veo muy animados hoy— escucharon a alguien de lejos interrumpiendo la conversación. 

 Ambos voltearon y vieron acercarse a Amaya. Como siempre mantenía esa sonrisa optimista en el rostro. Annika no entendía como podía siempre estar de tan buen humor, siempre sonriendo, alentando y practicando hasta ya no dar más.

 La chica amarró su rojo cabello y lo agitó. Cruzó los brazos al mirar la cara demacrada de Annika.

 — ¿Qué te sucede? Pareciera que te succionaron la vitalidad. Tu cara parece la de un mapache—

 —Ha sido así durante unas semanas. No he dormido bien— Annika se puso de pie— Quizás sea porque aún me debes esa apuesta de la otra vez.

 —Oh, sí. Lamento no haberla pagado aún. Quizás la próxima semana—

 —Más te vale—

 Ambas comenzaron a empujarse y juguetear. Math aprovechó la oportunidad de irse.

 Amaya le encantaba fastidiar a Annika jalándole el cabello, y a su vez, Annika picoteaba con el dedo las pecas en la cara de Amaya. A pesar de que Caly no le agradaba, con ella se llevaba bastante bien. 

 En medio del juego, alguien se acercó a ellas.

 —Ya basta ustedes o se sacarán un ojo— Dijo Alejandra quien se aproximaba.

El reino de la magia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora