Evan escuchó un golpe en la puerta. Al principio, pensó que era su imaginación, pero luego del segundo golpe supo que alguien estaba fuera. Se preguntó quién sería. Pensó que quizás fue Alejandra, pero era poco probable, ya que en general, él era quien iba a visitarla.
Al abrir la puerta, se sorprendió al ver a Annika. La miró completamente extrañado. Ella permanecía a la entrada de la puerta con una chaqueta y una bufanda puesta. De su nariz, la cual estaba roja por el frío, salía vapor blanco de su respiración producto de la baja temperatura.
El cielo estaba a punto de empezar a lanzar sus primeras gotas de agua. O nieve. Annika no estaba segura. Lo único que sabía era que estaba congelándose de frío.
— ¿No me harás pasar?—
— Oh, sí, sí. Claro, perdón—
Annika caminó rápidamente al interior y se puso inmediatamente al lado del fuego, frotando sus manos. Evan sonrió al ver que ya estaba en confianza al no entrar tan tímidamente al lugar.
—Bueno...— dijo Evan, rascándose la cabeza mientras cerraba la puerta— esto es una verdadera sorpresa.
— No vendría si fuera completamente necesario— Dijo Annika castañeando los dientes.
— Hola—
Annika volteó para mirarlo. Él la observó sonriendo.
—Hola— Saludó ella devolviéndole la sonrisa— ¿Cómo estás?
—Estoy bien— respondió él— No he ido a ver a Taro así que...
—Oh, entiendo— dijo Annika— ¿tienes que entregarle un informe sobre el incidente del mercado?
—Se lo entregué por escrito. Pero lo veré en un par de días para hablar de los detalles—Explicó— Tranquila, intentaré omitir lo que más pueda el tema de las gemas.
—Espero que no te maltrate tanto esta vez—
Ella volvió a concentrarse en el fuego. Evan ladeó la cabeza extrañado.
—¿Y bien? ¿A qué se debe este increíble y agradable honor?—
Annika volvió a sonreír. Sin embargo, respiró profundamente y luego exhaló lentamente, armándose de valor y recordándose constantemente que era necesario lo que estaba a punto de hacer.
— Eres... un posible candidato—
— ¿Candidato? ¿De qué hablas?—
Annika le indicó que se sentara a su lado en la alfombra. Él obedeció, quedando frente a frente con ella.
Se sacó la mochila y antes de abrirla lo miró, para comenzar a explicar.
—Escucha... necesito hablarte de esto a como dé lugar porque eres de confianza para mí. No te lo contaría si no fuera realmente necesario, pero primero, debes escuchar todo hasta el final. Y entender por qué he hecho muchas cosas y estoy haciendo otras ahora—
—Me estás asustando, Aika—
—Prométeme que lo harás—
De pronto él miró sus ojos y al verlos se sorprendió. Pudo ver que el opaco que alguna vez tenía en esos tristes ojos amarillos había desaparecido y en su lugar unos hermosos ojos ámbar llenos de determinación y brillo aparecieron. Sintió un hormigueo en la nuca y por un segundo se sintió mareado, pero logró recomponerse de inmediato.
—L... lo prometo— respondió.
Annika lo miró y se decidió a empezar.
—Primero que todo debo mostrarte esto— Annika sacó la caja, la puso en la alfombra y la abrió, mostrando 4 gemas: azul, coral y la que estaba partida en dos, la cual una parte era rosa pálido y la otra celeste. Se sacó la gema morada del cuello y la puso en frente.
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El reino de la magia.
FantastikAnnika Tisdale es una aristócrata del país Browallia. Ella vivía una vida normal en la ciudad capital Sockro, en donde ella y su mejor amigo Keith, el hijo del rey, eran inseparables. Cuando una noche de año nuevo un tirano llamado Taro Algerian tom...