En la mente de Ayumi, no podía evitar recordar una y otra vez el rostro de Keith en el baile de las máscaras, mirándola completamente enfurecido y lleno de ira hacia ella. Recordarlo la hacía sentir masoquista, pero le frustraba pensar que él la odiara. Desde el día que ella le salvó la vida, él siempre fue el único que la aceptó y trató con cariño en el ejercito de Taro.
En su infancia, siempre estuvo sola, hasta que conoció a su tía Hana. Pero luego creció rodeada de militares, jefes de guerra y batallas. Taro la crio para que fuera una máquina de guerra, con golpes, práctica y palabras duras. Hasta que este Keith, a quien le había salvado la vida y había cambiado su nombre a Evan, fue su responsabilidad. Debía vigilarlo, o al menos esas eran las instrucciones.
Al principio, ambos entrenaban con distintos tutores: Roman, Sigrid, Tove, Galder, Hubertus o incluso Aerus antes de ser enviado a Philia. Sus castigos, entrenamientos y ejercicios eran los mismos. En ocasiones, cuando no cumplían las expectativas, eran castigados con golpes o encerrados en un cuarto de castigo, el cual estaba lleno de bichos, mal olor, calor y de vez en cuando aparecía una rata. Fueron esas largas horas encerrados lo que los hizo aprender a conocerse. Keith le habló sobre su vida en el palacio y ella sobre su vida con Taro. Para él, siempre su vida giró en torno a ser el nuevo rey, actuando como un adulto, con el cariño de sus padres y con la compañía de una amiga increíble. Por el contrario, ella siempre creció practicando, esperando ser la siguiente al mando del ejército de Taro y buscando una constante aprobación en él, siempre buscaba complacerlo. Sin embargo, nunca dijo que era su padre por miedo. Pensaba que si Keith se enteraba de que Taro era su padre, la odiaría a ella igualmente. Taro había encerrado a sus padres, acabado con la vida de su mejor amiga y lo utilizaba como una marioneta para llegar a las gemas. Había muchos motivos para que la odiara. Pero no sabía que Keith en el fondo no lo hacía. Él sentía una pena enorme por ella, por el mundo que vivía. Sabía que no era la persona que todos creían que era, ya que ella fue quien le salvó la vida. Fue ella quien corrió hacia Hubertus y le levantó el brazo antes de que le disparara, desafiando la ira de Taro. Si era capaz de salvar al enemigo de esa forma, entonces en el fondo había algo de bondad en Ayumi. Hasta que un día Taro le dio la gema. Desde ese minuto, Ayumi no fue la misma persona que él conocía. Ya no entrenaron juntos, ya no intercambiaron conversaciones. Ni siquiera se dio cuenta cuando ambos eran completos desconocidos.
Ahora él estaba desaparecido, junto a todos los portadores. Y la odiaba. Ella estaba segura que Keith la odiaba y eso le dolía.
Luego de la victoria ante los rebeldes en el baile de máscaras, Taro estaba exageradamente feliz. Al fin Sockro era totalmente de él y los rebeldes ya no le darían problemas. Al fin estaba en ventaja en la guerra y ni siquiera había conseguido volver a utilizar magia.
Su alegría era muy extraña para Ayumi ya que él constantemente estaba enojado.
Ese día, había ordenado traer a veinte prisioneros, seleccionados de entre los rebeldes, al palacio, el cual había sido restaurado las semanas siguientes con magia gracias a Ayumi. Los militares se encargaron se encadenar a todos los prisioneros y trasladarlos. Para cuando Taro llegó, veinte personas con trajes plomos de prisioneros estaban de rodillas con la cabeza gacha. El dio unos pasos exagerados para que las pisadas sonaran.
—Muy bien —murmuró Taro, su tono de voz fuerte y claro, lo que hizo estremecer de miedo a algunos—. Los he mandado a traer con un motivo en específico y, por supuesto, espero que cooperen conmigo. No es como si tuvieran mucha opción ¿verdad? Pero seguro que disfrutarán de esta encantadora colaboración.
Se detuvo y tomó aire.
—Hace unas semanas, por alguna extraña casualidad, hemos logrado adquirir la ciudad capital Sockro —dijo con una alegría fingida—. Pero, necesitamos de su inestimable ayuda para algo importante. Estamos trabajando arduamente en planes para comenzar a expandirnos hacia las demás ciudades principales y buscar el control total de Browallia. Sin embargo, para eso, necesitamos encontrar las demás gemas, que estoy seguro que conocen.
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El reino de la magia.
FantasyAnnika Tisdale es una aristócrata del país Browallia. Ella vivía una vida normal en la ciudad capital Sockro, en donde ella y su mejor amigo Keith, el hijo del rey, eran inseparables. Cuando una noche de año nuevo un tirano llamado Taro Algerian tom...