04

388 19 5
                                    

Florencia.

Nos encontrábamos en educación física y aunque el profe me retó todo el rato, diciéndome que debía trotar, y no caminar, se aburrió y dejo de prestarme atención.

Llegue un punto que dar tantas vueltas por el patio me mareo, así que me senté. Estaba mirando al resto de mis compañeros, hasta que me vista se fijo en el Vicente. Quien venía saliendo de la oficina del director, no se veía muy contento que digamos.

Aunque un por un lado notaba que estaba enojado, algo en su cara me decía que estaba igual que el otro día. Y aunque dude en si preguntarle una vez que llego a mi lado, mi lado curiosa me gano.

¿No será tu lado de sapa?

—¿Que hiciste ahora? —pregunté con el mismo tono que tengo cuando hablo con el. Aunque trataba de no sonar pesada.

Este me miró un momento antes de sentarse a mi lado.

¿Ah? —me miró confundido.

Lo decía porque te vi salir de la oficina —solté mientras me cruzaba de brazos.

Esperaba alguno de sus bromistas hueonas, pero solo me miró algo molesto.

No era nada —soltó cortante.

Puse la vista en nuestro curso, quienes seguían corriendo por el patio y después volví hacia el. Lo mire por unos segundos.

—¿Seguro que no es nada? Te noto algo raro —mencione—. O sea se que no hablamos mucho, pero si qui...

Lo escuché soltar un suspiro.

—Ya te dije que no es nada —hablo molesto—. Escucha, no porque el otro día fingiste preocuparte por mi, significa que tengas que hacerlo ahora o más adelante. No somos amigos y dudo que lo seamos...

Por su tono se notaba que estaba molesto, aunque su cara no expresaba mucho.

—Te podi ir bien a la chucha. Ahueonao —solté molesta, alejándome de ahí.

Esta huea me pasaba por andar preocupándome por hueones. Ni si quiera sabía por que lo hacía, si antes no me interesaba ahora debería ser igual.

El resto de la mañana me sentí molesta, fue como si me hubiera cagado el día.

Nadie te mandó a preguntarle hueas.

Lo sé, gracias por recordarme que soy ahueona.

Aunque no me viera, sentía que andaba con una cara de culo.

—¿Que te paso? —habló la Marti.

Nos encontrábamos otra vez en el patio, esperando a que tocaran el timbre para volver a la siguiente clase. Aunque solo estábamos las dos, la Anto dijo que venía altiro.

—Nada. ¿Porque?

—Pensé que estabas enojada, por tu cara —apunto.

No dije nada, solo levante los hombros.

—¿Peleaste con el Vicente? —la mire—. Es que te vi cuando estábamos en educación física y pensé que te estaba molestando como siempre.

Solté un suspiró.

—No nada. Hueas estupidas no más, como siempre.

Vi como me miro no muy segura, pero sabía que no insistiría en el tema. Gracias amiguita, te amo.

Hubo unos segundos de silencio, pero esta los corto.

—Y... ¿al final qué van hacer para su cumpleaños? —preguntó.

Me gusta un ahueonao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora