Florencia.
Sentía pasar los días más rápido de lo me gustaría, cada vez el calorcito iba desapareciendo. El sol estaba cambiando por días nublados y se podía notar ya algunas hojas del otoño. Supongo que para algunas personas es lindo o tranquilizador, pero para mi no.
El verano si que lo era, poder sentir los rayos de sol en mi piel y que las mañanas estuvieran más cálidas, hacían que mis días fueran alegres. Pero con la llegada del otoño se sentía raro, sobre todo ahora.
Cada vez la Anto se alejaba un poco de nosotras y no entendíamos mucho porque. Y aunque siempre tratábamos de buscarla, proponiendo algo que hacer, esta tenía una excusa. Me daba lata, porque siempre fuimos las tres y ahora sentía que de a poco solo éramos dos, en donde faltaba sin duda nuestra tercera integrante.
Me sentía preocupada por ella, no sabía si le pasaba algo o que, en clases estaba como ida. Pensando en algo, en algo que la hacía preocuparse y lo notaba. Trate de preguntarle pero solo me desvío el tema, entonces no quise insistir más allá, sabía muy bien que le gustaba su espacio y lo respetaba.
Y por otro lado estaba el Cristobal, nuestra relación estaba... no lo sé. Desde el carrete sentí que se rompió algo más. Siempre que pasaba algo el hacía como si nada pasara y trataba de volver a la normalidad, pero esta vez fue distinto. Me ignoro por completo por unos días y aunque los primeros dos días tampoco me digne hablarle, no pareció importarle mucho.
—¿Lo encontraste? —me saco de mis pensamientos la Martina.
Estábamos en mi pieza terminando un trabajo del liceo. Yo estaba estirada en la cama mientras buscaba en el compu y ella estaba sentada en mi escritorio terminado otra cosa.
—En eso estoy —murmuré con la vista en el computador.
De fondo escuché una canción de Young Cister y no pude evitar cantarla en voz baja.
Escuché como la Martina soltó un suspiro haciendo que levantara la vista.
—¿Que te paso? —pregunté.
Pensé que ya estaba chata por el trabajo, pero cuando vi que miraba su teléfono no era eso.
—¿No te contesta cierto?
Esta negó con la cabeza y dejó a un lado el celular.
—A mi tampoco —mire el mío y tampoco había una señal de ella.
—Sabía que debíamos juntarnos, lo hablamos toda la semana —soltó cansada—. No puedo andar detrás de ella todo el rato, tampoco es una cabra chica.
Solté un suspiro.
—Tal vez tenía algo que hacer o tuvo en inconveniente, por eso se estará demorando —trate de calmar la situación.
—Pero de igual forma debió avisar Florencia. Esta bien que no quiera o busque excusas para no estar con nosotras, pero esto es algo del liceo —hizo una pausa—. Debería ser más responsable.
Lo último lo murmuro y volvió a lo que estaba haciendo anteriormente.
Yo también volví a lo mío, no sabía que más decir y tampoco quería meterle más leña al fuego.
Supongo que pasaron como unos 40 minutos cuando la puerta de mi pieza se abrió. Dejándome ver a la Anto.
—Hola —saludo tras cerrar la puerta.
La mire y sólo le di una sonrisa forzada.
—Shh... la horita —se quejó mi otra amiga.
—Tenia cosas que hacer —dijo sin ninguna preocupación.
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Me gusta un ahueonao
Romance[CHILENSIS] La Florencia odia al Vicente, quien es el mejor amigo de su mellizo. Se conocieron en kínder y desde ahí el ha sido unido al hermano de la Flo, al igual que desde ese entonces busca con que molestarla. ¿Que pasará si comienzan a confun...