Capítulo 6

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— ¿Te saldrás de mí encima o debo usar la fuerza brusca, Kang?— el tono cansado y molesto no hacen el efecto que quiere, aún sigo trepada sobre su ancha espalda desnuda, presionándolo contra su cama.— Habló en serio.

Claro que no hablaba en serio.

— ¿Por qué estás cortante?— sí, jeon estuvo cortante durante toda la tarde. Me evitaba y aunque me jodía, también alimentaba la idea de que estuviera un poquito celoso.

— No estoy cortante, ji-yoon. Por favor quítate que debo terminar de alistarme.— pide de la forma más adecuada y me niego, mis manos acarician sus hombros desnudos mientras mis ojos hacen un escaneo memorizando cada lunar que había en esta.— Ji-yoon, quítate.

— Me has estado respondiendo toda la puta tarde con un “ajá”, “ujum”, “ok”, “lo que digas”. ¡Me desespera!, ¿Hice algo malo?

— No hiciste algo malo, corazón.— parece recapacitar ante su comportamiento tan grosero, su tono de voz es dulzón y parece arrepentido. Se voltea colocándose boca arriba y tragó saliva al quedar sentada en su abdomen.— Me he puesto de mal humor, es todo.

— ¿La razón?— inquiero arqueando una ceja luciendo tranquila, mientras rogaba internamente no sonrojarme o hacer alguna tontería que me dejara al descubierto.

— Mis padres.

No le creía del todo.

— Entiendo, lo siento si he sido muy pesada.— me disculpo y puedo sentir mis mejillas, tomar color ante el atrevimiento de jeon de colocar sus manotas en mi cintura acariciándola con tranquilidad.

Esta no era una posición normal en amigos.

— Estoy acostumbrado.— su desinterés repentino ante mi comportamiento no me interesa, estoy más concentrada en las corrientes placenteras que recorren mi cuerpo ante las simples caricias.

Los ojos clavados en la cara.

¡Nada de comérmelo con la mirada!

— dale, ya que todo está solucionado, te dejo alistarte.— aclaró la garganta y cuando intento salirme de su encima me presiona contra su abdomen.

Ignoraría el hecho de que mi coño se ha restregado contra su abdomen.

Ignoraría el hecho de que tengo un lago conteniéndose entre las piernas.

— Espera, no te has despedido correctamente— me detiene y puedo jurar que me ha pillado reteniendo un suspiro de satisfacción.— Dame un beso.

— ¿Q-qué?— tartamudeo y sonríe disfrutando de mi timidez.

— Mi beso, corazón.— libera mi cintura y con el índice golpea su mejilla izquierda. Entiendo al instante y admito que he malinterpretado todo.

— ah, sí.— me inclino apurada por salir de tan vergonzoso momento. Beso, su mejilla y aprovecha en rodear mi cintura con sus brazotes musculosos nuevamente.

Me palpita y no es precisamente el corazón.

Mierda.

Me quedo estática y gira el rostro dejando sus labios a corta distancia, su respiración se mezclaba con la mía y… ¿Hacía mucha calor o era cosa mía?

— alístate, te llevaré conmigo.

— ujum.— un sonido de afirmación es todo lo que puedo contestar al estar tan distraída reteniendo mis fuerzas de no comerle la boca.— Espera, ¿Qué?

¿Por qué me torturaba así?

¿Por qué estaba rompiendo las barreras de amistad que nos mantenían lejos de los roces?

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐈𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora