Capítulo 2

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Me dolía tanto la cabeza, recién habíamos empezado con los ejercicios matemáticos y aunque para Jungkook eran fáciles, para mí eran imposibles.

Mi hermana había terminado la videollamada por qué tenía una reunión con sus amigas para un proyecto o eso había dicho Jeon, pues yo después de irme a la cocina, no volví a aparecer ni para despedirme.

- No puedo ni con mis problemas y creen que voy a resolver estás mierdas.- dejó caer mi cabeza sobre los cuadernos, como señal de rendición. Mi cabello cubre mi rostro y evita que siga viendo a Jeon comer un par de sánguches.- Me rindo.

- Deja de lloriquear, no llevas ni diez minutos.- está de buen humor y detesto saber la razón. Me siento nuevamente acomodando con poca amabilidad mi cabello y una vez con los ojos libres puedo deleitarme con la vista.

¿Cómo podía ser así?

Era un peligro total, Jungkook no debía ser legal. Era un complot tierno y sexi, ahora se atragantaba con sánguches manchándose las comisuras de mayonesa y quizás más tarde estaba todo moja tangas, listo para salir por una nueva víctima. Agradecía tanto que se hubiera puesto una camiseta, no me podría concentrar si lo veía con su torso trabajado.

- ¿Qué tanto me ves?, viéndome no vas a encontrar la solución de los problemas.- dice fingiendo molestia, ruedo los ojos ante su comentario y vuelvo la mirada a los problemas.- memoriza las fórmulas.

- ¿Puedo tomarme un descanso?- junto mis manos, implorando un receso por qué estaba a punto de tener un colapso, podría sonar dramático, pero mi cerebro estaba quemándose de tanto razonar, creo que hasta humo salía.- será algo rápidito.

- Eres una floja sin remedio, avanza. Mañana deberás presentarlo, luego puedes tener tu descanso.

Mientras él tragaba como cerdo, disfrutando de su libertad, yo era obligada a resolver putos problemas sin sentido.

- Un descanso, por favor.

- No.

- uno rápidito...

- No.

- ¡Joder, no puedes darme un puto descanso!- me altero y se atraganta con los sánguches. Mi lenguaje no solía ser tan vulgar en su presencia, pero no me arrepiento.

- Mierda, ji-yoon. Cuida tu lenguaje, bien ganas, tienes tu puto descanso.- me regaña al principio, pero cede ante mis encantos, por no decir que lo he irritado con tanta bulla.

- Gracias, kook.- me levanto del piso con más tranquilidad, me siento a su lado y le arrebato el sánguche que está por comer.- Me has hecho sufrir.

- Dramática, que no has resuelto ni el primer ejercicio - saca en cara y toma un nuevo sánguche.- y encima vienes a quitarme los sánguches. ¡Eres una tortura, corazón!

- Así me quieres.- intento guiñarle el ojo, pero no soy tan buena como él. Terminó haciendo una cara graciosa y suelta una risita.

- Joder, qué sexi. Pareces tuerta.

Así de lindo era conmigo, un caballero sin capa o más bien un gilipollas que me traía mal, muy mal.

- Tan lindo como siempre.- mi sarcasmo le da mucha más gracias, me lanza un beso y trato de no suspirar.

Aun con las comisuras manchadas y fastidiándome, hacía el mismo efecto, me estaba comenzando asustar. ¿Desde cuándo había empezado a desarrollar sentimientos por él?

- Jungkook...- menciono su nombre y deja el aire divertido para centrarse en lo que le voy a decir. Era muy atento y lo agradecía siempre.- ¿Cómo te gustan las chicas?

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐈𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora