𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗙𝗜𝗚𝗛𝗧 ᴊᴊᴋ [Completa]

𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟮𝟲

Cuando ingresó a la casa imaginó encontrarse con JungKook esperándola. No fue así. Con cautela observó su alrededor, dejó la maleta, algunas bolsas y su pequeña mochila en la entrada. Caminó hasta la cocina sirviéndose un vaso con agua bebiendo lentamente. El viaje aunque corto le causó horribles nauseas, al menos tuvo a JiMin a su lado siendo muy atento.

El maullido de Eoduun refregándose por su pierna le llamó la atención. Sonrió, agachándose para mimarle y levantarlo en sus brazos. Suspiró viendo la quietud del hogar y pensó en que tal vez él no se encontraba ahí. Tampoco quería llamarlo ni esperarlo. Estaba dolida. Y con conclusiones peligrosas que nublaban un poco su razonamiento. Pero al entrar a la habitación se detuvo admirando a JungKook por completo.

Estaba de espaldas a ella con los brazos cruzados admirando la ciudad con los ventanales abiertos. Su manera de pararse era imponente y seguro. Él percibió la nueva presencia al oler su perfume dulce y volteó. Más que dolido estaba enojado y un tanto confundido. Ninguno decía nada mientras se miraban fijamente, cómo hacerlo, ambos eran participes de un drástico cambio en sus vidas decidieran lo que decidieran.

—¿Cómo te sientes?

—Bien.

Dejó a Eoduun en el suelo, este trotó hacia el medio de la cama acomodándose para dormir. JungKook no pudo evitar mirar el vientre de Youjin por un milisegundo. Aún no podía creerlo.

—No voy a dejarte sola, esto lo haremos juntos.

—Pero tú no quieres este bebé.

Se insultó por su voz escuchándose débil.
JungKook negó.

—No quiero ser padre, Youjin —apretó sus labios— tú más que nadie sabes todo lo que me ocurrió, no he tenido al mío cerca jamás para aprender lo que es uno, solo daño y devastación. Y aunque mi tío tomó ese puesto tiempo después, no es lo mismo, no es el mismo sentimiento, ¿y si les hago daño?

Youjin tan solo lo miró neutra. Suspiró tomando asiento a los pies de la cama está vez con los ojos en sus pies.

—Sabes, cuando te fuiste a Tokio me aislé por unas dos semanas, no comía y apenas podía dormir porque llorar se había vuelto mi pasatiempo cuando las pesadillas causaban mi insomnio. Ni siquiera volteaba mirar a Eoduun —sus dedos rozaron con suavidad el lomo del felino dormido— estuve a punto de ser internada porque mi terapeuta nos advirtió que estaba cayendo en una gran depresión —sus ojos cristalinos se encontraban perdidos rememorando la época— ya debes imaginarte como se puso la agencia cuando se enteró de eso.

JungKook la observó en silencio. Siempre quiso saber que había sucedido después que él se marchó. Supuso que ella pudo superarlo y una vez más solo le daba a entender el enorme daño que le causó.

Youjin esnifó, secando una lágrima traicionera que resbaló por su mejilla.

—Un día Jin vino a casa y me sacó a rastras de mi habitación, me sentó en la cocina y me obligó a comer y a mirar como cocinaba. En algún momento comencé ayudarlo y sin darme cuenta me encontraba en clases de cocina. En el estudio grabando y escribiendo canciones. En clases de japonés y francés. Yoongi enseñándome armonías y acordes. Maquillaje, yoga, pilates —relamió sus labios sabiendo salado a causa de las lágrimas y soltó una rápida sonrisita— incluso hice una curso de nutrición en línea.

Está vez Youjin le miró encontrando que él contenía las lágrimas aún cuando su semblante no demostrara ninguna emoción.

—Coloque todo mi tiempo en no pensar para cuando llegara a casa solo me tirara a mi cama a dormir de tan cansada y drenada que estaba. Funcionó porque meses después ya no me dolía tu partida. —se levantó, imponiéndose— A diferencia de ti que sigues dudando de tu fortaleza, yo si tomaré este riesgo, porque yo si quiero ser madre de este bebé, JungKook. Y sé que tú también podrás hacerlo porque no te le acercas ni un ápice a quien fue tu padre o JungHee. Eres mucho mejor persona que cualquiera de ellos dos, has logrado en poco tiempo lo que lleva años y te amo —su voz se quebró por un segundo logrando recuperar la fuerza rápidamente— me tienes a mí quien no te ha abandonado, pero no voy a obligarte a estar donde no quieres, Kook. No tienes que hacerlo.