💮 𝓔𝓹𝓲𝓵𝓸𝓰𝓸 💮

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Dos años después.

— Eres la nena más preciosa que mis ojos han visto, bebé.

— ¡Papi!

En el hermoso rostro de JiMin se filtró una sonrisa que no irradiaba más que encanto, con una mirada llena de brillo y fulgor, tan preciosa y angelical. El motivo de tal gesto suave tenía por nombre GiMinie, su pequeña y bella hija de dos añitos, la misma niña hermosa que estaba sentada en la cama mientras él le hacía un lindo peinado que pudiera hacer juego con su bestidito de princesa y no encontrando la hora de ponerle la tiara para que fuera una, incluso si para él ya era una princesa.

— Eres tan hermosa que temo gastar tu belleza con tantas miradas.

— ¡Papi!

Luego de terminar por fin tan tierno peinado, tomó la bonita tiara de preciosos diamantes brillantes y entonces se la puso en la cabeza para que la portara como lo que era, una perfecta princesita. Y ella se puso de pie en la cama, se lanzó sobre él en una abrazo tan lindo como ella y él no dudó nada en resguadarla entre sus brazos de una forma suave mientras le comía la carita a millones de besos que permitían el paso de una melodía hecha risa.

— ¿Me veo bonita, papi?

— GiMinie, te ves preciosa, amor.

— Claro que se ve preciosa mi princesa.

— ¡Papi!

YoonGi entró a la habitación de la niña con una sonrisa feliz y un brillo intenso en los ojos por ver lo hermosa que estaba su cachorrita, y fue un brillo que creció a más no poder cuando le tocó cargarla entre sus brazos para comérsela a besos tiernos e inocentes entre padre Alfa y cachorra. Y mientras ellos jugaban de una forma adorable entre sí, JiMin se fue hacia el tumulto de almohadas que estaba en la cama, justo en donde dormía un cachorrito de dos meses apenas y lo cargó muy delicadamente, procurando no despertarlo porque era un bebé un tanto inquieto.

— ¿Y cómo está este pequeño campeón? Te ves guapo con ese mameluco, cachorrito.

Ni siquiera se sabía si una sonrisa podía agrandarse más, pero la de YoonGi sí creció hasta que sus mejillas llegaron a doler y no le importó en lo absoluto si al final estaba así por ver lo bonito que estaba su hijo menor, ese bebé que había salido idéntico a JiMin, tan solo una copia exacta. Es que el condenado bebé era tan adorable y se veía tan precioso dormidito que no sabía si llorar de la sobredosis de ternura o reír por lo mismo.

— No te dejes llevar por su carita bonita, porque estuvo bastante inquieto y no se quería dormir el terco — JiMin comentó — Pero parece que se aburrió de ver el techo y se quedó dormido, así que vamos a hablar bajito.

— Pues, yo le pregunté a JimDae-Hyung si era normal que él fuera así y adivina qué me dijo.

— ¿Qué?

— Que uno de sus mellizos cuando era bebé solía ser así o más inquieto todavía y que era una guerra constante poder dormirlo — Sonrió YoonGi — Que nunca estaba quieto y que era muy curioso. Adivina quién era ese bebé, ¿ah? Exacto, Park JiMin.

— Pues, fíjate que si no me acuerdo, no es así.

Él negó con diversión ante la forma en la que ese Omega había querido negar que no fue inquieto en su niñez aun sabiendo que sí lo fue y más que ese cachorrito tan bonito, pero como no había ser humano que le ganara a Park JiMin, lo único que pudo hacer fue tomarle una de sus delicadas manos y depositarle un beso en el dorso con una sonrisa algo tímida, pues ponerse así jamás se iría ni con los años y por eso es que ya estaba acostumbrado a siempre tener sonrojos cada vez que estaba cerca de tan irreal Omega.

— Bien. Ya es hora de ir a la fiesta de cumpleaños de su primito. ¿Viste la foto que subió JimSi? Le puso un bonito overol — Rió — El condenado cachorrito se ve tan tierno y se veía tan idéntico al papá... solo que es pequeñito como JimSi.

— Dale tiempo y verás que tendrá la altura de JungHyung.

— Cierto, como YaZaelly. Ese cachorro está creciendo muy rápido.

Los dos se pusieron a reír por lo bajo para evitar despertar al cachorrito inquieto que JiMin tenía entre los brazos y mientras los dos cargaban a sus hijos, pudieron tomarse de la mano en un fuerte agarre que los unía como solo la Diosa Luna les pidió. Estaban bajando las escaleras de esa casa tomados de la mano, entre risas y entre corazones amando al otro, conectándose para sincronizar hasta los latidos de los dos.

— ¿Sabes en qué estaba pensando, nene?

— ¿En qué?

— ¿Te acuerdas cuando fuimos a ese bosque antes de ser novios? La primera vez que lo...

— Sí, JiMinie. Lo recuerdo perfectamente bien.

YoonGi soltó una risita con las mejillas rojas, porque recordar la primera vez que se unieron íntimamente era algo que nunca dejaría de causarle mariposas en el estómago y un corazón loquito acelerado, pues desde ahí empezó la felicidad para él, el camino tomado de la mano con JiMin. Desde ese momento logró saber que su vida estaría unida a la de JiMin y se hubo creado una conexión tan grande entre ellos que no bastaba solo con estar juntos en ese mundo, sino que estaban en todos y lo sabían. Ellos lo sabían.

— Bueno, ese día vi en el lago una imagen de nuestro futuro, ¿sabes? Me vi a mí mismo peinando a una hermosa niña idéntica a ti y nos veíamos tan felices que por un momento creí que eso no podría cumplirse — JiMin murmuró — Pero entonces esa visión se cumplió hace minutos y con ello supe que lo nuestro no fue un error y que sí habíamos estado destinados a estar juntos, a crear un lazo y a aceptar esa conexión.

— Aunque no me lo creas, JiMinie, yo sentí esa conexión desde que nos conocimos. ¿Te acuerdas? Cuando TaeHyung me llevó hacia ti — Sonrió — Recuerdo que estaba tan avergonzado y nervioso por estar cerca de ti. También recuerdo lo que sentí al tenerte conmigo.

— ¿Sí?

— Y quise quedarme, aun sabiendo que eras un Omega sobreprotector y aun sabiendo que eras un Omega peculiar.

Se quiso quedar y se quedó.








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🌸 *:・゚ 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪 𝓟𝓮𝓬𝓾𝓵𝓲𝓪𝓻 ゚・:* 🌸 YoonMin [ 𝓛𝓲𝓫𝓻𝓸 𝓓𝓸𝓼 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora