— Creo que ya es el momento de ofrecer disculpas.
YoonGi dio el último suspiro, apoyó la frente contra la puerta de la habitación de su pequeña princesa, sabiendo que JiMin estaba ahí adentro con ella. Llevaba casi toda la mañana intentando agarrar el valor de ver a JiMin a los ojos y ofrecerle disculpas por cada cosa que le dijo hace ya varios días, cosas tontas que le dijo debido a la cantidad de alcohol que había ingerido.
No había querido decir nada de eso y ni siquiera supo que lo dijo hasta que despertó el día siguiente con esos recuerdos que al principio creyó que fueron parte de un sueño. Ese mismo día había querido ofrecer disculpas, pero JiMin nunca le dio ni una mirada y desde ese día lo ha estado ignorando, haciendo como que no existía, sin darle una miradita o una palabrita. Mediante el lazo sentía que nada estaba yendo bien y que los emociones de ese Omega no eran precisamente buenas.
Sabía que había hecho una gran locura, que había dicho puras estupideces y que actuó de la forma más tonta posible. JiMin no tuvo la culpa de que él no haya podido controlarse estando borracho y no tuvo por qué aguantar cada palabra sin sentido que soltó, palabras de las que ahora se arrepentía tanto y por las cuales no sabía cómo reparar. Entendía todo, lo arruinó de nuevo, dañó de nuevo a JiMin así ese Omega estuviera fingiendo estar bien, como si olvidara que por el lazo podían sentir las emociones del otro.
— Bien, no lo pienses mucho y entra ya. Está bien, pero no me regañes, tú que eres yo.
Negando tomó el pomo de la puerta y no supo en qué momento exacto se atrevió a abrirla hasta que la abrió y vio a JiMin de espaldas, meciendo a la niña en la cuna. Soltó otro suspiro, no lo pensó mucho cuando decidió entrar a la habitación para hablar luego de tantos días en busca de reparar lo que había roto por sus acciones inmaduras.
— Uh, JiMin-Ah...
— El almuerzo está servido. Ve a comer antes de que se enfríe y no me esperes, porque me quedaré con la niña.
Diosa Luna.
La voz de JiMin sonó tan gélida, tan distante y fría, haciéndole saber con ello que no estaba de buen humor y que no quería hablar todavía. Él se sintió tan mal, tan culpable por hacer que un tono de voz que siempre había sido tierna y cantarina, en ese momento se haya vuelto tan anodina y severa, como queriendo decir que no quería hablar todavía con él, como que no lograba superar cada una de sus palabras.
— JiMin-Ah, yo...
— Y si irás a trabajar, te pido de favor que te pongas un abrigo, ya que está haciendo mucho frío — JiMin murmuró — Y también llévate un paraguas por si llueve. Avísame si necesitas algo y... adiós.
Bajó la vista, sonrió un poco al notar cómo su nena sujetaba su dedo índice con esas manitas tan pequeñitas y que lo hacía estando bien dormidita. La observó con adoración, le dio suavecitas caricias en la mejilla mientras sentía a YoonGi muy cerca de él, que lo abrazaba por la espalda para mostrarle lo arrepentido que estaba, pero a diferencia de otras muchas veces, en esa no sentía ni la más mínima empatía.
— Lo siento, JiMinie. En serio, lo siento... No sabía lo que decía o por qué lo decía, y es que estaba tan ebrio que no medí mi lengua — YoonGi explicó — Lamento no haberte avisado ese día, la salida fue de sorpresa y una cosa llevó a la otra. Lo siento mucho.
— ¿Lo sientes? Disculpas aceptadas.
— ¿En serio? Aww, ¡JiMin-Ah! Tú siempre tan compresivo, JiMinie — Sonrió — Yo sabía que no podías pasar mucho tiempo enojado, ¿sabes?
JiMin llegó a asentir, alzó la vista y se fijó en el gran ventanal que tenía en frente. Se fijó en el cielo nublado, en los diversos rayos y relámpagos que se mostraban, escuchando los truenos fuertes que avisaban a una futura tormenta. Y no supo por qué, pero esas últimas palabras se sintieron como una daga que se clavaron en su corazón, que lo hicieron llorar en silencio, buscando con ello que YoonGi no lograra darse cuenta.
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🌸 *:・゚ 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪 𝓟𝓮𝓬𝓾𝓵𝓲𝓪𝓻 ゚・:* 🌸 YoonMin [ 𝓛𝓲𝓫𝓻𝓸 𝓓𝓸𝓼 ]
FanficSegundɑ temporɑdɑ de 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪 𝓢𝓸𝓫𝓻𝓮𝓹𝓻𝓸𝓽𝓮𝓬𝓽𝓸𝓻. - ¿Tienes frío? Dejɑ que yo te ɑbrigue. - Se supone que yo debo dɑrte cɑlor. Yo soy el Alfɑ. - Siente el cɑlor de mis brɑzos, Alfitɑ. Pɑrɑ tener cinco ɑños de cɑsɑdos, JiMin seguíɑ sie...