Capítulo 22

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Sanemi se acercó con rabia a los cuerpos mutilados de los cazadores que habían sido masacrados. Sus ojos destellaban furia mientras observaba la escena desgarradora ante él. Cada uno de los cazadores yacía en el suelo, irreconocibles después del brutal ataque de Sukuna.

_ Maldición... ¿Cómo pudo pasar esto?_ diría Sanemi, mientras veía los cuerpos de sus compañeros muertos y despedazados en las afueras de la ciudad Nagasaki.

El pilar del viento apretó los puños con fuerza, sintiendo la impotencia y la furia crecer en su interior. Los rostros destrozados de sus compañeros cazadores solo avivaron más su deseo de venganza contra el demonio que había causado tal destrucción.

_Muzan, vas a pagar por esto. Lo juro por sus vidas_ murmuró entre dientes furioso el pilar del viento.

Mitsuri se acercó al perímetro donde Sanemi estaba vigilando y se encontró con la horrible escena de los cuerpos mutilados de los cazadores. La joven pilar del amor quedó petrificada ante lo visto, sus manos instintivamente cubrieron su boca en un intento de contener el horror que sentía.

Los ojos de Mitsuri se abrieron de par en par al ver la brutalidad del ataque, y retrocedió unos pasos, sintiendo náuseas. La visión de los cuerpos irreconocibles le resultaba demasiado impactante, y antes de que pudiera contenerse, el vómito escapó de sus labios, su estómago revuelto por la repulsión y el horror de lo que estaba presenciando.

Sanemi observó a Mitsuri con preocupación mientras la joven luchaba contra las secuelas de la escena macabra. Sabía que no podían permitirse dejar que sus emociones los dominaran, pero la crueldad del ataque era difícil de soportar incluso para los más fuertes entre ellos.

Sanemi observó los cuerpos mutilados con rabia contenida, reconociendo los patrones de los cortes que había visto en Nagasaki. Era evidente que el mismo responsable de la destrucción de la ciudad todavía estaba en algún lugar cerca, acechando en las sombras. La mandíbula de Sanemi se tensó mientras examinaba los detalles macabros. Mitsuri, aunque también preocupada por la situación, se acercó a Sanemi para observar los cuerpos mutilados. Su expresión reflejaba la angustia que sentía al presenciar tal violencia, pero sabía que debían mantener la compostura y encontrar al responsable antes de que causara más daño.

Mientras tanto, Sukuna continuaba vigilando su perímetro asignado cuando notó la presencia de Kocho Shinobu a su lado. Aunque Sukuna no mostró ninguna reacción visible, observó a Shinobu con atención mientras esta se sentaba a su lado. Shinobu, creyendo que estaba junto a Tomioka, permaneció tranquila.

Sukuna observó a Shinobu y notó el cansancio en su expresión. Comentó con su característica frialdad _Pareces cansada, kocho _Shinobu asintió, apoyando su cabeza en el hombro de lo que creía que era Tomioka.

_Sí, atendí a todos los heridos que pude. Los Kakushi se encargarán del resto_ respondió Shinobu con un suspiro fatigado. La pilar del insecto llevaba toda la noche y día tratando a los heridos sin descanso, y ahora, mientras el nuevo amanecer se asomaba, la fatiga comenzaba a pesarle _Espero que no haya más sorpresas hoy_ añadió con una expresión de preocupación en su rostro.

_Sabes, kocho, siempre me ha intrigado por qué elegiste convertirte en cazadora de demonios_ comentó Sukuna con curiosidad en su voz, aprovechando su papel como Tomioka para iniciar una conversación más profunda.

Shinobu mantuvo su mirada fija en el horizonte, perdida en sus pensamientos antes de responder _Es por venganza_ confesó con una mezcla de determinación y pesar en su voz _Cuando era joven, presencié cómo un demonio asesinaba a mis padres frente a mí y a mi hermana, Kanae_ Un destello de dolor cruzó su rostro mientras recordaba aquellos terribles momentos _Fuimos salvadas por el señor Gyomei , quien nos cuidó y nos entrenó. Kanae se convirtió en una cazadora de demonios y finalmente ascendió al rango de pilar... pero luego... ella..._ Shinobu luchó por contener sus emociones, recordando el trágico destino de su hermana muriendo en sus brazos, mientras ella no podía hacer nada.

Sukuna En Kimetsu No Yaiba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora