Once.

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Chan se duchó y se vistió, revisando la hora que era.

Ya era de noche y Felix no le avisaba aún para irlo a buscar.

Supuso que se habría quedado sin batería en el celular y por eso no había avisado, por lo que aún sin señales de vida del rubio, tomó su cartera, las llaves del auto que su tío le regaló y condujo en dirección a la academia donde este bailaba.

Cuando Chan llegó de Australia, su tío le ofreció el auto que anteriormente le pertenecía a él, pero con la condición de que cuando Felix necesitara que lo llevaran o buscaran, este le ayudara, pues Felix no sabía manejar.

Chan no se quejaba, la verdad necesitaba el auto, y no le molestaba buscar a su primo, aún esto no había chocado con ninguno de sus planes personales.

Sabía que Felix tenía una competencia al día siguiente, y no solo haría una presentación con su clase, si no que también había ganado el privilegio de competir individualmente para representar a su nivel.

Debía estar nervioso, por lo que se imaginaba que se quedaría un rato más asegurándose de que todo saliera bien, pero no esperaba que se haría tan tarde y aún no recibiría noticias del pecoso.

Buscó un lugar donde estacionar cerca de la academia, y luego entró a esta, indicándole al de seguridad que buscaba a alguien, este le indicó que Felix aún no había salido del edificio, por lo que agradeció y recorrió los pasillos buscándolo.

Lo encontró en un salón casi vacío, practicando una canción bastante fuerte y de coreografía compleja. Solo lo observó a través de la ventana esperando a que la canción terminara para no desconcentrar al chico.

Una vez la música finalizó y Felix se sentó en el piso a recuperar la respiración, Chan entró, saludando a su primo.

—Se me olvidó avisarte que estaría aquí hasta tarde. Tengo el celular en mi casillero, por eso no he visto tus mensajes —Explicó el rubio, destapando su botella de agua para refrescarse la garganta ronca del cansancio.

—Me imaginé algo así, por eso vine a buscarte ¿Ya terminaste o te espero un poco más?

—Aun me falta un poco, hay un paso que me di cuenta estaba haciendo mal, y debo corregirlo para que no me salga así mañana. Pero no es mucho, si quieres puedes esperar aquí o en el auto.

—Te esperaré en el auto —Anunció el pelinegro— Aquí está haciendo mucho calor.

Felix asintió un poco avergonzado. Los profesores eran los únicos autorizados para encender y apagar el aire acondicionado, por lo que al estos irse, lo dejan apagados y a los que decidan quedarse a practicar más, debían aguantar el calor.

Chan salió del salón y siguió caminando por el pasillo, está vez de manera más pausada, pues no tenía ninguna prisa.

Recorrió con la vista cada uno de los salones en el pasillo, la mayoría estaban vacíos, en algunos estaban algunos chicos que al igual que Felix decidieron quedarse para ensayar un poco más.

Pero su vista se fijó en uno en particular. Un chico con cabello rojizo y muslos gruesos. Era Minho.

El chico terminó la coreografía con poca estabilidad en sus piernas, debía estar exhausto, y lo confirmó cuando se desplomó una vez la música cesó.

Abrió la puerta alarmado y se acercó a Minho, quien se sostenía de sus brazos que temblaban mientras respiraba con dificultad.

Se acercó a él y lo miró, quitando el flequillo de sus ojos.

Pudo notar su rostro colorado por el esfuerzo y el sudor bañando su ropa, al igual que Felix, este salón también parecía un sauna.

—¿Estás bien?

Collision - Minchan/MinbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora