Capítulo V

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        Un tirón de mis mantas me despertó, aún notaba por mi ventana que era noche cerrada, Braien me hizo un gesto de silencio, me tiró una mochila y me instó a que me apurara en vestirme.

         — Vamos dormilona, cuanto antes lleguemos al bosque más tiempo tendrá Iría de estirarse y entrenar, hoy están muy ocupados con la visita de el Alfa Galep y podré llevarte al bosque.

          No me lo esperaba para nada pero era una necesidad, me apure a alcanzarlo a las afueras de la casa y poner rumbo a la zona en la que cuando teníamos suerte Iría podía salir entrenar y estirar su cuerpo. Hacía casi dos meses que no lo habíamos podido hacer y empezaba a ser una necesidad, para yo poder seguir controlandola.

          Cuando por fin llegamos me desnude y dejé que Iría tomará el control, noté como destensaba  todo su cuerpo y dejaba que el viento acariciará si pelaje.

         ” Iría debes controlarte, se que es muy difícil mantener al margen pero nos pondrás en peligro a todos ”  Hablo Fain, el lobo de Braien

          ”Me pides que deje que nos maltraten y humillen, sin esperanzas de que que eso cambie, me intento controlar pero ellos son inferiores a mi”

           ” Se que es difícil, pero peor sería que te expusieras y te usarán ¿ No creés?”

          ” Se que podría destrozarlos a todos, soy superior a ellos”

          ” Ellos están mucho más entrenados”

         ” Pues dejemos la cháchara y empecemos”

        Iría estaba molesta, enfadada, pero a medida que avanzaba el entrenamiento conseguíamos que se fuera relajando, estar siempre escondida no era bueno para ella, pero era difícil poder transformarnos siempre que queríamos. Los primeros rayos de sol comenzaban a aparecer y teníamos que regresar. Me subí a lomos Fain para poder regresar a casa a tiempo sin que nadie notará que había salido de mi reclusión.

           Cuando llegamos a casa un precioso amanecer se veía desde la puerta, era hermoso. Calentaban los primeros rayos de sol mi cara y con esos suaves toque me sentía mucho más en calma que nunca.

           — Hoy posiblemente no podré venir más, ni May, tenemos una cena en la casona en honor al Alfa Galep. Descansa ahora todo lo que puedas, intentaré volver una vez acabada la cena para volver a entrar con Iria.

           ”Dos días seguidos, si está preocupado como para arriesgar tanto tendremos que prepararnos para lo peor”

             —  Está bien te estaré esperando.

         — Iria lo has echo bien hoy, cada vez eres más fuerte, necesitas entrenar más, tendré que buscar un lugar donde no nos descubran.

           Entre en casa y subí a darme una ducha para relajarme, la necesidad de Braien por qué entrenaremos me preocupaba, no era normal en él. No era su forma de actuar, siempre cauteloso, tranquilo buscando el momento adecuado. Si el estaba tan nervioso me hacía pensar que algo podría suceder.

         Es cierto que el idiota de Claiton se estaba metiendo en terreno peligroso pactando con el Alfa de la manada La Colina, pero no nos quedaban, por su ineptitud, mucho más donde poder negociar, los recursos eran limitados, hasta yo me daba cuenta que incluso en la casona, los alimentos empezaban a ser contados al milímetro.

         Muchos de los hombres de Claiton incluso se habían atrevido a cruzar a las tierras de los Moon para saquear provisiones en las aldeas cercanas haciendose pasar por solitarios e incluso asaltar algunas caravanas de mercancías para poder abastecer los mercados de la ciudadela.  La gente no se daría cuenta, pero yo los escuchaba alardear de sus ”grandes” gestas riendo borrachos de ego. Imbéciles. Claiton en cuatro años había saqueado y hundido una Manada prospera y bien asentada por sus ínfulas de poder.

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