Capítulo XV

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Un edificio de tres plantas de madera de pino se encontraba ante nosotras.  Unas puertas acristaladas daban paso al interior, sobre ellas un cartel blanco con letras rojas que ponian el nombre del hotel. Las ventanas de los pisos superiores todas eran blancas, cubiertas por contra ventanas venecianas, con cortinas blancas. La baya de los balcones tambien era de madera. Un aire acojedor, un hotel tipico de las montañas.

Entramos un olor a galletas recien echas, a chimenea, ha ….. hogar. Mi abuela hacia que la cabaña oliera igual. Nos acercamos a la recepción y un chico con ojos ambarinos nos recibio.

“Es un vampiro tambien si te lo preguntas”

“Hasta que apareces”

“No se te esta dando mal el defenderte, cuando me has necestado he estado”

“A veces sólo necesito hablar contigo”

“Habla con Dana, os conocéis, sois amigas pero conoces poco de ella”

“Tampoco puedo pedir mucho ¿no?, me puede contar lo que quiera, yo solo lo necesario, no puedo ser recíproca en una amistad, por lo tanto, tampoco puedo pedir más”

“Siempre te escudas en que no puedes contarlo todo, pero te has preguntado si los demas te lo cuentan todo”

“¿Por que me iban a mentir los demas?”

“Todo el mundo Ada, tiene cosa que esconder, nadie es inocente”

“Insinuas que Dana tiene algo que esconder

“Yo no insinuo nada, yo valoro las evidencias, tu tambien has visto cosas, aunque las hayas obviado”

— Buenos Días, en que puedo ayudarles — Dijo con una leve sonrisa.

— Perdón, buenos días. Buscamos a Antonino.

— ¿Se aloja en este hotel? ¿Saben el número de habitación?

— No, tengo entendido que es el director del Hotel, digale que le busca Rina de Rio Rojo.

Sus ojos brillaron un segundo, y desaparecio por la puerta detrás del mostrador. Durante unos segundos permaneció fuera de nuestra vista, aunque a mi, me parecieron minutos. Cuando el recepcionista volvio, nos indico que miráramos hacia las escaleras. De ellas bajaba un hombre bajo, con algo de sobrepeso, el pelo canoso. Parecia el tipico humano de cincuenta años italiano.

— Si me acompañan.

Nos condujo hacia una especie de despacho. Cuando entramos sus ojos cambiaron de color de un negro onix a un rojo sangre brillante.

— Esta claro que ninguna de las dos sois Rina, hablar y medir bien vuestras palabras. Si no me convencéis de que sois las personas correctas, nadie mas volverá a saber de vosotras.

— Soy Ada de Rio Rojo, unica nieta y descendiente de Rina de Rio Rojo, este hotel lleva el nombre de mi clan de Drunas, por lo que entiendo que estoy en el lugar y con la persona correcta.

— Mama mia, disculpame querida, que recibimiento el mio.

— Yo soy Antonino Vinccenso Solano. Y Rina me encomendó la ardua tarea de proteger el patrimonio y la vida, si algún día fuera necesario de su nieta, por lo que supongo que soy tu protector.

— No entiendo, ¿patrimonio? ¿Qué patrimonio?

— Tú familia no te dejo sin nada, posees este hotel, el cual yo dirijo desde hace unos cuantos años,  una casa en las afueras de Gualmer en la  que tú abuela me mandó alojar y cuidar a algunas Drunas que huyen de sus Manadas y la que será tu casa, un lugar acogedor aquí, al lado del hotel. Perdón que mala educación la mía ¿Y tú eres?.

AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora