CAPÍTULO XVII

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FELIZ DIA DEL LIBRO

Espero que disfruteis este regalo. Nos vemos de nuevo el viernes.

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Mi sangre se heló en ese momento, me di la vuelta dispuesta a huir pero dos hombres flanqueaban la salida más cercana. Mire a mí alrededor buscando una manera de escapar, de lograr una salida, huir, quedarme implicaría ser otra vez una esclava. Mi desesperación empezaba a notarse respire hondo y di un paso al frente.

— Pensabas huir lobita, ¿Quién te ha dicho que te podías alejar de mí?.

— ¿Qué quieres? — Intenté parecer segura, firme, demostrarle que no tenía miedo.

— Los dos hemos tenido el mismo sueño. Pero por lo que veo, tú, no has aprendido a controlarlos. Yo, en cambio, si, se cuales pueden ser casi todos tus movimientos y tú, sólo piensas, que esto es una pesadilla hecha realidad.

— ¿Que quieres? — Volví a preguntar — No tengo nada que pueda interesarte.

— ¿Aún no sabes lo que quiero?. Me parece que necesitas unas cuantas clases para ponerte al día.

— Quieres lo mismo que todos, poder.

— Estás muy equivocada Querida Ada, ya tengo poder, más incluso del que otros han soñado.

— Entonces déjame en paz Galep.

— Has ganado confianza para decir mi nombre — Gruño acercándose a mí.

— Te denunciaré al Consejo — Gruñí en su cara.

Sus manos agarraron mi mentón, mis ojos llenos de rabia lo miraron a los suyos firmemente, prefería morir a ser su esclava. Me daba igual todo, no pensaba volver a pasar por lo mismo.

— El Consejo, sabe que me perteneces — dijo mientras me colocaba un papel en el pecho — Cuando acabes de leer recoje tus cosas y nos vamos.

— ¡NO! — Grité soltándome de el.

En un segundo me tenía contra la pared aprisionando mi cuerpo entre el suyo y la madera.  Sus ojos eran más oscuros un azul noche, su lobo había tomado el poder.

— Aprenderás a obedecer, pequeña.

— ¿Dónde está Dana? ¿Que le has hecho?.

— Dana sal, zanjemos esto.

Lo miré sorprendida, Antonino agachó la cabeza. Yo no entendía nada.

— Hola Ada — Dijo Dana bajando las escaleras.

— ¿Estás bien? ¿Te han echo algo estos animales?

— Ada, yo… yo…

— Creo que lo que mi hermana quiere decir es que siente mucho no haberte dicho quien era, y que  era la encargada de vigilar y protegerte.

— ¿Cómo que hermana? ¿Qué está pasando?

— Ada, yo quería decírtelo, pero el es mi Alfa, él me lo prohibió. Realmente te considero mi mejor amiga Ada. — Dijo intentando acercarse a mí, y yo me solté de su agarre.

Estaba confusa, en la habitación empezó hacer demasiado calor, me faltaba el aire, mi visión empezó a volverse borrosa, caí sobre el sofá mareada. Me agarraba la cabeza, todo daba vueltas.

— Salgan ahora mismo, yo me encargo — Oí decir a Antonino en la lejanía — Te dije Galep que estás no eran las formas.

— Ella tiene que entender, ella debe saber Antonino.

AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora