Capítulo XXVIII

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El fuego crepitaba suavemente en la biblioteca, lanzando sombras danzantes sobre las paredes de piedra. Me  encontraba sentada frente a el, mirando como las llamas se movían y bailaban al son de una música que no tenía capacidad de oír. Las dudas seguían estando ahí y quien creía que me ayudaría respecto a mis dilemas personales me había generado más dudas pero aún así, persistire en la búsqueda de respuestas.

Mis pensamientos estaban llenos de la conversación con Antonino. Él había sido evasivo, como siempre, pero sus palabras resonaban en su mente. "Aclara tus ideas y entiende tus sentimientos", había dicho. Parecía una tarea monumental en ese momento de incertidumbre.

El calor del fuego contrastaba con la frialdad de las dudas que me consumían. Se preguntaba si debía confiar en Galep o escuchar a Iria. Ambas partes de mi luchaban por dominar su entendimiento, pero ninguna ofrecía una solución clara.

Deje que mi mirada vagara de nuevo en el crepitar de  las llamas ¿Qué buscaba realmente en Galep? La idea de que él podría ser su pareja destinada había surgido, pero ¿Y si la había manipulado para creer eso? ¿Y si cometía el error de confiar en él?

Un suspiro escapó de mis labios mientras me levantaba del sofá con suavidad. La noche estaba avanzada y la mansión parecía sumida en un silencio casi irreal. Necesitaba aire fresco para aclarar mi  mente.

Me puse de pie y me envolví en una capa antes de salir al jardín. La luz de la luna iluminaba débilmente el paisaje, creando un ambiente sereno y misterioso. Camine por los senderos familiares, perdida en mis pensamientos, intentando encontrar una respuesta en las sombras que me  rodeaban.

A medida que avanzaba, una figura se destacó bajo un árbol cercano. Galep estaba allí, con la mirada fija en el horizonte. Parecía tan perdido en sus propios pensamientos. Intenté alejarme pero la voz de Galep me hizo retroceder y acercarme lentamente, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación.

— Ada —su voz cortó el silencio nocturno—. No esperaba encontrarte aquí. ¿Por qué te alejas? ¿Me tienes miedo?

— No Galep, no te tengo miedo, no quiero, ni busco discutir, por eso me alejo.

Él asintió y se apartó del árbol, invitándola a sentarse a su lado. Juntos, miraron las estrellas mientras ella intentaba articular sus pensamientos.

— No sé qué hacer, Galep —empezó ella, con voz tranquila pero cargada de emoción—. Iria está convencida de que tus intenciones no son sinceras, que solo buscas manipularme. Pero hay algo en mí que me dice lo contrario. No puedo ignorar lo que siento cuando estoy contigo.

Galep la miró con atención, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y afecto.

— Ada, entiendo tus dudas. Mi posición aquí ha sido complicada desde el principio. Pero quiero que sepas que cada palabra que te he dicho ha sido sincera. No tengo intenciones ocultas más allá de querer protegerte y ayudarte en lo que pueda.

Ella asintió lentamente, procesando sus palabras.

— No sé si puedo confiar en ti completamente, Galep. Pero quiero intentarlo. Necesito tiempo para entender esto, para entender qué significa todo esto para mí como Druna y como persona.

Él extendió su mano, y ella la tomó con cautela. Sus dedos se entrelazaron, creando un lazo físico que reflejaba las conexiones más profundas que intentaban forjar entre ellos.

— Estoy dispuesto a darte el tiempo que necesites, Ada. No quiero apresurar nada. Pero quiero que sepas que estoy aquí, que estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se nos presente juntos.

Sonrió débilmente, sintiendo un peso levantarse de sus hombros.

— Gracias, Galep. Eso significa mucho para mí. Pero necesito saber, ¿Porque tú ayuda a Braien se baso en que yo te perteneciera?

AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora