Me soltó dentro de la habitación y cerró la puerta con llave. Mire a todos lados, no reconocía está estancia. Había trabajado durante cuatro años limpiando y nunca había estado ni visto está habitación.
Sabía que Braien había echo algunos cambios de decoración, era obvio nada más entrar, pero esto era como haber cambiado todo radical.
Tenía un gran ventanal cubierto por una suave cortina blanca, había dos puertas de madera natural. Un gran tocador con una banqueta negra. Todo estaba en madera natural tonos blancos y negros. Y la cama principal era enorme con una manta gris. Sobre ella había un traje chaqueta negro claramente de las medidas de Galep y un vestido de corte princesa con varios tules en degradado de negro a blanco. Y unas sandalias de tacón negras.
La cama, había solo una cama. No, esto no es aceptable. Lo miré, esperaba que dijeras que no dormiríamos juntos, mis manos comenzaron a sudar. La habitación empezó a oler a cereza y frambuesa. Él me miró, sus ojos empezaron a oscurecerse.
— No voy a dormir en la misma cama que tú. Espero el día que Selene me dé mi pareja destinada, llegar pura para él. No entra en mis planes nada de lo que tengas pensado contigo, me niego y dudo que Antonino o Braien lo hayan aceptado. Te puedo pertenecer pero mi cuerpo no.
— No dormiremos en la misma cama — Dijo riéndose
— ¿Dónde voy a dormir?
— Aquí, conmigo.
— Solo hay una cama — Expuse señalando lo evidente.
— No es una cama.
— Mira Galep no soy tan tonta, eso es solo una cama.
Sus carcajadas llenaron toda la habitación. Se acercó a la cama y con un movimiento la dividió en dos.
— No es una cama, son dos.
— No me cambiaré delante tuyo.
— En la puerta de la derecha está tu vestidor y tu baño, y en la de la izquierda el mío — Se acercó a mí — Lo tengo todo pensado. ¿Alguna queja más?
— No, ese vestido supongo que es para mí.
— Si, espero haber acertado en la talla.
Agarre todo y sin decir nada más me fui a mí vestidor. Le escuché reírse, era irritante que pudiera controlarme tan bien. Me mire al espejo del baño intentando recuperar la respiración.
Todos saben lo que soy, ya no hay que ocultar mi naturaleza, pero aún así sentía la necesidad férrea de no perder el control. Un miedo irracional a que mi mundo cambiará totalmente me impedía terminar de ceder y dejar salir a Iria.
Una ducha relajante después y miles de intentos después comenzaron a frustrarme. No tenía ni idea de cómo maquillarme, ni peinarme para este evento, los trajes decían formalidad, pero yo nunca había realizado dichas tareas, y obviamente los nervios empezaron a aflorar empeorando la situación.
Estaba a nada de perder el control. La temperatura de mi cuerpo se estaba elevando y desgraciadamente no era lo mejor. Unos golpes en la puerta me sacaron de mi bucle.
— ¿Todo bien ahí dentro? ¿Necesitas ayuda?
— Todo bien Galep, salgo enseguida, no me metas prisa por favor.
Mi voz era clara y evidentemente nerviosa aunque intenté que no fuera así. En estos momentos es cuando echaba de menos la feminidad que mi madre nunca pudo enseñarme y que mi abuela sustituyó por clases de otro tipo. Todo el mundo tiene a su madre en estos eventos o ya le ha explicado como maquillarse y arreglarse, pero la mía no tuvo tiempo, ni pudo ni siquiera verme crecer. La última vez que la vi tenía once años y a los once aún ignorarás todas estas cosas. Y en mi situación ni siquiera me plantee tener que acudir a eventos de este tipo, rodeada de Alfas.

ESTÁS LEYENDO
Ada
WerewolfDesde la oscura transformación de Ada bajo la misteriosa Luna Roja a la temprana edad de diez años, su vida ha sido un entramado de secretos y dolor. Mientras su cuerpo se desgarra y se recompone, su espíritu lucha por mantenerse intacto. Envuelta e...