Capítulo XXX

133 7 0
                                    

La luz de un nuevo amanecer se colaba por las cortinas, abrí los ojos, estaba totalmente agotada. Recordé vagamente lo que había sucedido la noche anterior y me intenté levantar para ver los estragos del fuego, algo impidió que me moviera. Gire mi cuerpo y vi como Galep me tenía abrazada. Los dos aún estábamos vestidos.

¿Cómo había llegado hasta mí? El fuego, era imposible, había perdido el control, todo lo que podía ver parecía que estaba intacto, me sorprendió.

”¿Iria?”

“Calla, solo cinco minutos más”

“Iria ¿Que pasó ayer?”

” Perdimos el control, te desmayaste, me desmaye”

“¿Por qué estamos durmiendo con Galep?

“ Está es también su habitación, ¿Lo recuerdas?”

“Literalmente estamos durmiendo con Galep, ¿Por qué?”

“Ada, déjame solo cinco minutos más de dormir estoy totalmente agotada, estoy descansando como nunca. Hablamos después, dame solo cinco minutos”

“Solo dime ¿cómo llegó a la habitación? Todo estaba descontrolado”

“Yo lo llamé”

“¡¿Que tú hiciste que ?!

“Yo lo llamé, lo necesitábamos, y más después de que te desmayaras”

— Ada, deja de hablar con tu loba un rato, no nos dejáis dormir a nosotros, descansa un poco más, luego harás todas las preguntas que quieras — Dijo Galep con voz somnolienta y ronca.

Me levanté de golpe de la cama, el estaba despierto abrazándome, sabía que estaba hablando con mi Loba. Mis piernas me fallaron y caí de golpe contra el suelo. Estaba confusa, desorientada y débil. Cuando el escucho el choque de mi cuerpo contra la madera se levantó rápido.

— ¡¿Estás bien?!¿Te has hecho daño? ¿Estás herida?

Lo miré confusa mientras él me levantaba y me llevaba hasta su baño. Entramos y había una enorme ducha donde entrarían tres hombres lobos adultos sin problema.

— Tranquila vamos a ir bajo la ducha para destensar todo tu cuerpo ¿De acuerdo?, te tendré que desnudar, no haré nada que no quieras, pero necesitas esa ducha.

Galep hablaba, en la lejanía de mi mente, intentaba responderle pero no podía con palabras.

“Se que estás totalmente agotada, el enlace mental que tenemos podría servir para que respondas mis preguntas, para que te comuniques”

Lo miré aturdida, no recordaba que él podía entrar en mi mente. Intenté asentir con la cabeza, no hubo forma.

“Gastaste hasta la última gota de tu energía, que te hayas levantado de la cama asumiré que fue pura adrenalina y miedo. Me quitaré la camiseta, y entraré en la ducha contigo, te dejaré totalmente desnuda, yo solo me quitaré la camiseta. Necesitas desentumecer tu cuerpo ¿estás conforme?”

El abrió el grifo aún sin haberme desnudado, me sentó en el suelo de la ducha colocándose a mí espalda, el agua empezó a caer por mi cabeza. Cada gota que recorría mi cuerpo fue sanando cosas que no sabía que estaban rotas.

“Se siente bien”

“Tranquila, no tengas prisa, deja que el agua limpie todo”

“La ropa”

“¿Pesa?”

“Demasiado”

Comenzó a quitarme la camiseta sin prisa, solo la camiseta. Dejo correr el agua por mi piel semidesnuda. Sentía como mi cuerpo se limpiaba de todo lo que había quemado ayer. Aún no podía moverme, cerré los ojos y me dejé caer hacia atrás, para relajarme aún más.

AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora