capítulo 23

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— Hice una pregunta. ¿Qué hace esta mustia en mi casa?

Camila enseguida la enfrentó, esta vez sin miedo, ya estaba cansada de los maltratos y abusos de Martha.

— ¡Ya basta señora! Primero le recuerdo que esta ya no es su casa.

— ¿Pero cómo te atreves a hablarme en ese tono? Ya veo que te has tomado demasiado en serio el rol de heredera.

 — Pues sí, aunque le duela reconocerlo, soy la heredera universal del señor Jauregui, así que la única que está sobrando aquí es usted. La invito a que salga de mi casa y vaya hacerle compañía a su querida hijita, que es una egoísta y falsa como usted.

Martha ofuscada por la forma tan prepotente como se dirigía a ella, enseguida levantó sumano para darle una bofetada, pero Alicia intervino a tiempo, tomándola por la muñeca mientras le decía: 

—¡No se atreva! Ni se le ocurra tocar a la señora Camila, porque ahora si va a saber quien soy yo. —Martha le lanzó una mirada fulminante que de haber podido, hubiera matado a Alicia. 

—¡Vaya! Hasta que sacaste la víbora que llevas dentro, ya sabía yo que esa cara de mosca muerta que tenías, solo era pura apariencia, que por cierto te sirvió para envolver al tonto de mi marido para que te metiera en la herencia.

—Mire señora, piense de mi lo que quiera, pero no le voy a permitir que manche la memoria del señor Mike, que la verdad no se merecía tener una esposa tan egoísta como usted.

—¡Lárgate de mi casa mustia! ¡Fuera! No te quiero volver a ver en mi mansión. —le gritaba Martha. Hasta que Camila intervino nuevamente: 

— Alicia no se va de la mansión, porque a partir de hoy comienza a trabajar para mi, así que es mejor que vaya preparando sus maletas y sea usted la que se marche, entienda de una vez por todas, que soy la dueña de esta casa y por lo tanto decido quien se queda y quien se va. 

—Tú no me puedes hacer esto, no tengo a donde ir, además hay una razón de mucho peso, por la que no puedes echarme a la calle.

Camila la miró sin entender a qué se refería Martha, pero en ese momento hizo su entrada triunfal Jorge, había llegado a la habitación de Camila, pasando por encima de la sirvienta que trató de detenerlo para que no entrara sin antes ser anunciado, pero a él no le importó nada.

Sabía que si Camila se enteraba de su presencia en la mansión, no iba a recibirlo y en el peor de los casos podía mandarlo a sacar a patadas, como en realidad se merecía.

—¡Camila! Sobrina, al fin puedo verte. —la sirvienta nerviosa por la reacción que pudiera tener Camila, enseguida le dijo: 

—Disculpe señora Camila, pero el señor entró a la fuerza, le pedí que esperara afuera mientras le avisaba a usted, pero me empujó y no pude detenerlo.

—No te preocupes María, de este señor no me extraña nada. ¿Qué haces aquí? —dijo Camila alterada.

—Sobrina querida, no me hables así, no sabes todo lo que he tenido que pasar para poder estar aquí.

—No seas tan cínico ¿Cómo te atreves a aparecerte aquí después de haber fingido un secuestro? ¡Ah ya sé! Tu cómplice Rosarito, ya te debe haber contado lo de la herencia.

Jorge fingió no estar enterado, quería lograr de cualquier forma conseguir la lástima de Camila, mientras tanto, Martha que aún permanecía allí al igual que Alicia, no dudó en decir: 

—El diente que le faltaba al peine, usted es un descarado al presentarse en esta casa después que engañó a mi hija Lauren con su supuesto secuestro. 

-DESTINOS CRUZADOS-  [camren gip]                                  ❝Adaptación❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora