capítulo 24

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—Si quieres quedarte a vivir en esta casa, será bajo mis condiciones, y no será de gratis, vas a trabajar para mi; y con tu trabajo, me vas a pagar cada centavo que me quitaste de mi herencia, solo recibirás las tres comidas diarias y no tendrás ningún otro beneficio. ¿Lo tomas o lo dejas? 

—¿Pero cómo? ¿Trabajar sin cobrar nada? ¿Y de qué? Sabes que soy un hombre enfermo, que en mi condición no puedo hacer mayor esfuerzo.

Alicia que solo se mantenía observando, no aguantaba las ganas de reír al ver la cara de Jorge, sin embargo, se mantuvo a distancia sin emitir ninguna opinión, ya que era una mujer muy respetuosa y discreta, sabía guardar su lugar.

Camila continúo:

—Te lo voy a exponer de esta forma, de no aceptar mi propuesta, voy a mandar a abrir una investigación oficial para saber qué hiciste con mi herencia, y cuando se descubra que efectivamente te robaste todo lo que me dejaron mis padres, entonces tendrás que pasar una buena temporada en prisión. Tú eliges, trabajas para mi o pasas el resto de tu vejez en la cárcel. 

Jorge estaba entre la espada y la pared, no le quedaba otra alternativa que aceptar, era capaz de hacer cualquier cosa con tal de no ir a la cárcel. Además, no tenía de donde elegir, había quedado prácticamente en la calle, la casa estaba a punto de perderla y no tenía amás nadie a quien acudir. 

—Está bien sobrina, no es necesario que hagas nada, yo acepto el trabajo; me imagino que ahora que eres dueña de todas las empresas Jauregui, me darás un puesto importante en alguna de ellas, es decir algo que sea de mi categoría.

—Te equivocas grandemente, ya veo que a pesar de verte descubierto y admitir que efectivamente eres un ladrón, mantienes tus ambiciones por todo lo alto, pues yo me encargaré de que te caigas de la nube en donde estás, el puesto que te daré es de mi chofer, necesito a alguien que maneje el auto, porque por obvias razones no puedo hacerlo yo por ahora. ¿Te quedó claro? 

Jorge se había puesto rojo del coraje, se sentía humillado y sin tener salida alguna, así que pensó: 

"No me queda otra alternativa que aceptar, pero no cantes victoria querida sobrina, porque mientras esté aquí, voy a mover muy bien mis piezas para disfrutar de todo esto."

—Te has quedado muy pensativo y no tengo todo el día para que decidas. ¿Aceptas o no el puesto de chofer?

— Sí, claro que sí sobrina, acepto. — le dijo mientras apretaba los dientes.

—Muy bien, a partir de ahora ya no soy tu sobrina, me llamarás señora Jauregui y ocuparás una de las habitaciones de la servidumbre, ahora ve a la cocina para que María te de algo de comer y pídele a ella que te de un uniforme, comenzarás a partir de mañana. Te puedes retirar. 

Jorge estaba impresionado con el cambio de Camila, no era la misma joven ingenua y dulce que él conocía, sin embargo, para él lo importante era estar cerca de ella, ya que de esa forma podía encontrar la manera de sacar provecho de la fortuna que había heredado.

(...)

Dos horas después...

Camila se encontraba en la enorme sala de estar tomando un té, trataba de poner en orden todas sus ideas, había sido un día lleno de muchas situaciones inesperadas, su venganza la había comenzado con Jorge, a pesar de estarle dando su merecido, no se sentía cómoda teniéndolo bajo su mismo techo, pero al mismo tiempo no se atrevía tampoco a tomar la decisión de mandarlo a la cárcel. 

Ahora debía pensar en lo que iba a hacer a continuación con su vida, que era buscar su recuperación. En ese momento se fijó que Martha iba muy bien vestida, al parecer iba de salida, pero antes de que esta pudiera poner un pie fuera de la casa, la llamó diciéndole:

—¡Un momento! ¿A dónde va con tanta prisa? Usted y yo tenemos una conversación pendiente. 

—Así es, es una conversación que va a cambiar la forma como me miras ahora.

Camila la miró detalladamente ya que se había dado cuenta que Martha llevaba puesto su medallón. Lo que hizo que se alterara de manera inmediata.

—¿Pero se puede saber por qué lleva puesto mi medallón? Eso me pertenece, es el único recuerdo que me dejaron mis padres.

 —Pues fíjate que justamente de ese medallón tenemos que hablar.

—Lo único que quiero es que se largue de aquí cuanto antes, y ese es mi único interés en hablar con usted, dentro de poco me voy a divorciar de Lauren para cumplir con la voluntad del señor Jauregui, así que no me une ningún vinculo a usted, aunque en realidad jamás la vi como a una suegra. 

—Te equivocas Camila, no puedes echarme de esta casa, ni de tu lado, es mas, claro que sí existe un vínculo que nos une. 

La morena puso una expresión que denotaba que no entendía a qué se refería Martha, pensó que solo quería confundirla para darle larga a su estadía en la mansión. 

—Usted no me va a enredar con sus manipulaciones, sabe que tiene que irse de aquí cuanto antes, no la quiero en mi casa, así que devuélvame mi medallón y lárguese de aquí de una vez por todas. 

Martha se acercó a ella y mirándola a los ojos fijamente le dijo:

—¿Serías capaz de echar a tu propia madre?

 Camila abrió los ojos sorprendida, no podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Qué está diciendo?

—Lo que escuchaste Camila, yo soy tu verdadera madre.

—¿Pero hasta dónde es capaz de llegar por seguir viviendo en esta casa y mantener la vida de lujos que el señor Jauregui le daba? Definitivamente su ambición la tiene demente como para atreverse a inventar algo así tan descabellado, y más sabiendo que aún soy la esposa de su hija. 

—Pues lamento decirte que no es una historia descabellada que me estoy inventando, es la verdad y la descubrí cuando te vi este medallón puesto. ¿Recuerdas cuando me desmayé y te pregunté quien te había dado el medallón? 

Camila comenzaba a ponerse pálida, porque efectivamente Martha había sufrido un desmayo aquel día en el que también había estado presente Lauren. Comenzó a invadirla el pánico, porque de ser cierto lo que ella le estaba diciendo, entonces quería decir que Lauren y ella eran hermanas.

 

-DESTINOS CRUZADOS-  [camren gip]                                  ❝Adaptación❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora