capitulo 9

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Lauren, llevaba a Camila al comedor en donde se encontraba su madre desayunando, no habían podido dormir en toda la noche, la ojiverde con el temor de que sus padres descubrieran que el matrimonio había sido arreglado; y por su parte Camila, no dejaba de pensar en ese primer beso y el nerviosismo que le causaba dormir en la misma habitación con la ojiverde.

Lauren llevó a Camila hasta el comedor donde se encontraba desayunando su madre, ella al verlas enseguida puso una expresión de disgusto y no pudo evitar decirle a su hija:

- ¿Pero qué clase de luna de miel se supone que es esta? ¿Acaso no piensas llevar a tu esposa de viaje? ¡Ay perdón! Es cierto, en tu condición sería una carga para mi hija. - dijo mientras miraba a Camila de forma despectiva.

- ¡Madre por favor! Tu comentario está fuera de lugar. No te permito que hables así de mi esposa.

- ¡Ja! Tu esposa, que risa me da como lo dices; pues déjame decirte que hay muchas cosas que no me han terminado de cuadrar en este matrimonio, tú a mí no me engañas. Y por cierto, ¿Qué fachas son esas? Además de paralítica, corriente.

Camila bajó la mirada, estaba muy nerviosa, la presencia de Martha, la hacía sentir demasiado temerosa.

- ¿Cuál es el problema que mi esposa use una de mis pijamas? - le dijo Lauren hecha una furia.

- Pero cuando se ha visto que aquí en mi mesa alguien desayune en esas fachas. Es que mira nada más...

En ese instante Martha hizo un silencio mientras miraba con una expresión bastante impactante un medallón que llevaba Camila colgado en su cuello.

- ¿Pero qué te pasa madre? Te has puesto pálida. ¿Te sientes bien?

Martha no salía de su asombro, no quitaba la mirada del medallón de oro con la imagen de la Virgen Inmaculada.

Por su parte Camila, estaba muy desconcertada, no entendía qué le pasaba a la que ahora era su suegra. Llegó a pensar que tenía algo raro encima de la pijama por la forma tan extraña como ella la veía.

Martha trató de reponerse de su shock, recuperó el aire y luego le dijo a Camila pronunciando las palabras con algo de dificultad:

- ¿Quién te dio ese medallón? ¿De dónde lo sacaste?

Camila enseguida se agarró el medallón con ambas manos, totalmente temerosa de la pregunta acusadora que le estaba haciendo Martha.

No comprendía por qué ella le hacía esa pregunta.

- Este medallón es mío señora. - le respondió con la voz temblorosa.

- ¡Pero por Dios madre! ¿Qué pasa con ese medallón que te has puesto tan alterada?

Martha no prestaba atención a lo que le decía su hija, ella estaba con la mirada fija en el medallón.

- Pero es un medallón muy costoso, dime ¿Quién te lo dio? ¡Dímelo! - le gritaba Martha fuera de control.

- El medallón lo tengo desde que tengo uso de razón, no vaya a creer que me lo robé,claro que no. Mis padres tenían mucho dinero y eran personas respetables; me educaron con muy buenas costumbres, a pesar de haber sido adoptada.

Martha comenzó a temblar, aquellas palabras de Camila, fueron como si le habían clavado una espada en el pecho.

Estaba a punto de desmayarse y en ese momento Lauren la tomó por la cintura antes que cayera desplomada al piso.

- Madre, por favor ¿Qué tienes? ¡Madre! ¡Madre!

La sentó en la silla del comedor, trataba de darle aire con la servilleta de tela, intentó darle un poco de agua, pero Martha estaba tan impactada que no reaccionaba y no decía una palabra.

Al cabo de unos minutos, respiró profundo, sintió que se estaba estabilizando, tomó un poco de agua y el color le regresó al rostro.

- ¿Cómo te sientes madre?

- Ya estoy bien, necesito ir a mi habitación.

- Está bien, te acompaño. - le dijo Lauren, a lo que esta contestó enseguida:

- ¡No! No hace falta, quiero estar sola, necesito descansar.

Martha se fue alejando del comedor, ante la mirada de asombro de ambos, los cuales nocomprendían aún, qué le había pasado.

Ella iba subiendo las escaleras muy despacio, aún se sentía débil después de esa baja de presión tan repentina. Sin embargo, su preocupación no estaba dirigida a su estado de salud, sino a ese medallón que llevaba puesto Camila.

Sus pensamientos daban vueltas por su cabeza:

"¡Dios mío! No puede ser posible que se trate del mismo medallón que le colgué en el cuello a aquella bebita recién nacida que tuve y que di en adopción"

Continuó subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación, cerró la puerta con seguro y se fue al vestir buscando una pequeña caja que tenía bajo llave.

La sacó y al abrirla, encontró fotos antiguas de su madre, donde salía retratada con un medallón que era exactamente igual al que llevaba puesto Camila.

Observaba con detenimiento la foto, tratando de ver bien si se trataba del mismo medallón.

Sin embargo, a pesar del parecido de ambas joyas, la foto no se veía nítida. Pero en ese momento, recordó que ese medallón que le había dado su madre antes de morir, era una pieza única que ella había mandado a hacer especialmente para ella, por lo que era casi imposible que existieran dos iguales.

Y además aquel medallón que ella había dejado a la pequeña bebita, tenía en la parte posterior las iniciales de su nombre: M.B. (Martha Betancourt)

Mientras Martha se encontraba buscando la forma de saber si Camila, era esa bebé que ella había dejado en aquel orfanato; Lauren y Camila, habían recibido una visita inesperada.

Se encontraban aún en el comedor, un poco extrañadas con lo que había sucedido con Martha, cuando de pronto la señora de la servidumbre les informó:

- Disculpe joven Lauren, pero su señora esposa tiene una visita que la está esperando en la sala.

- ¿Una visita para mi? Seguro es mi tío Jorge que vino a verme y a traerme ropa. - dijo entusiasmada, en ese instante el ver una cara conocida en medio de la gran tensión que estaba viviendo en esa mansión, hacia que no se sintiera tan sola.

Lauren enseguida le dijo:

- Vamos, yo te ayudo con la silla de ruedas.

Cuando llegaron a la sala, Camila se quedó sorprendida, ya que no se trataba de quien ella esperaba.

(...)

-DESTINOS CRUZADOS-  [camren gip]                                  ❝Adaptación❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora