capítulo 51

836 55 3
                                    

Camila permanecia aún en la oficina de Gustavo, quería salir lo más rápido de allí porque necesitaba regresar a la clínica y ver a Lauren. Sin embargo, había algo que debía hacer para su tranquilidad, asi que le dijo a Gustavo muy decidida:

-Quiero ver a Jorge. ¿Será posible?

-¿Estás segura Camila? Creo que con todo lo que está pasando no seria conveniente que te enfrentes a él.

-Pues yo quiero verlo, necesito que me mire a los ojos y me diga en mi propia cara por qué mató a mis padres, quiero que me diga por qué me robó todo el dinero de mi herencia y sobre todo que me explique por qué acabó con la vida de Rosarito.

-Entiendo perfectamente como te sientes, pero creo que eso te haria mucho más daño. ¿Por qué mejor no esperas a que las cosas se calmen un poco porque creo que...

-¡Quiero verlo! Por favor Gustavo permite que lo vea, es una necesidad que llevo en mi corazón por lo que le hizo a mis padres.

-Está bien Camila, si eso es lo que quieres no puedo negarte que lo veas. Pero vas a estar acompañada de un oficial y solo tendrás diez minutos para que hables con él.

-Es más que suficiente para mi, no creo que pueda aguantar más de dos minutos con él, pero para mi es imprescindible que me vea a la cara, quiero saber al menos si tiene algo de vergüenza.

-Bien, entonces andando, te dejaré acompañada del oficial a cargo.

Gustavo le dio la orden a un oficial para que dirigiera a Camila a la celda donde se encontraba Jorge solo, ya que habían trasladado a Gustavo a otra celda para evitar enfrentamientos entre ambos.

Ella estaba muy nerviosa, le sudaban las manos, y no podía creer que iba a enfrentarse al asesino de sus padres. Un hombre que ella siempre había visto como a un segundo padre.

El oficial antes de llegar a la celda, gritó con voz fuerte:

-¡Tienes visita Jorge!

Enseguida se levantó de la litera, estaba extrañado ya que no podía imaginarse quién podía visitarlo ya que no tenía a nadie que tuviera interés por verlo.

Se agarró de los barrotes ansioso por saber de quien se trataba, el oficial iba delante de Camila por lo que aún no podia ver quien lo visitaba.

El oficial dijo:

-Solo tiene diez minutos, estaré a unos metros de usted.

-Esta bien, no creo demorarme mucho. Camila camino hasta la celda colocándose justamente enfrente de Jorge, el cual palideció al verla.

-¡Camila!

-Sí, soy yo. ¿Por qué te sorprendes? Jorge permanecía detrás de las rejas mientras se agarraba con fuerza de los barrotes tratando de mantenerse de pie por la impresión que le había causado ver a Camila caminando.

-Es que estás de pie, ya caminas, no puedo creerlo. ¡Es un milagro!

-Pues fijate que no ha sido un milagro, esto fue posible gracias a la intervención quirúrgica de uno de los mejores médicos de Nueva York, que no entendía el por qué no me había operado antes.

-Pues... bueno la verdad es que sabes muy bien que yo no tenía los recursos económicos para llevarte donde un buen médico, además el doctor que te atendió al momento del accidente, me dijo que ya no volverías a caminar. Para qué iba a invertir dinero en algo que ya no tenía remedio.

-¡Eres un cínico! Todo lo que estás diciendo es mentira, tú me robaste el dinero de la herencia que me dejaron mis padres. Por eso no querias que me sometiera a tratamientos médicos, además de haber derrochado mi fortuna en apuestas y negocios fraudulentos.

-Sobrina por favor yo...

-¡No me llames sobrina! No seas hipócrita. Yo no llevo tu sangre gracias a Dios. Además, Cómo me vas a llamar sobrina cuando fuiste capaz de provocar el accidente para que tanto mis padres como yo muriéramos para tú quedarte con toda la herencia.

Jorge se agarró el pecho, por un momento sintió que estaba punto de que le diera un ataque, luego con mucha dificultad le dijo:

-Pero... pero ¿De dónde sacaste esa locura? Yo.... -Camila no lo dejó terminar de hablar y enseguida le gritó en su cara:

-¡Cállate! Y no sigas mintiendo, quiero que sepas que ya sé toda la verdad. Sé que fuiste tú quien puso una trampa en el auto de mi padre para que tuviéramos el accidente, pero no contabas con que yo iba a quedar viva. Por eso me engañaste durante todo ese tiempo haciéndome creer que no podía caminar y encima que mis padres me habían dejado desamparada.

-No, Camila por Dios eso no es así, estás equivocada, te juro por la memoria de mi hermano....

-¡Cállate! No se te ocurra ensuciar la memoria de mi padre jurando en vano. Eres el único culpable de toda mi desgracia y encima también de la muerte de Rosarito.

Jorge abrió los ojos sorprendido, ya que no se esperaba que Camila estuviera enterada hasta de la muerte de su ama de llaves. Estaba cada vez más pálido, sentía que le faltaba el aire, mientras que Camila no paraba de bombardearlo con todo lo que le decía.

-Pues si Jorge, ¿Qué creías? Que también la muerte de Rosarito se iba a quedar impune. ¡Pues no! Ella dejó una carta de su puño y letra, donde cuenta toda la verdad de como asesinaste a mis padres para quedarte con la herencia. Y es más que obvio que ella temia por su vida para haberse atrevido a dejar esa carta.

Jorge se mantenía agarrado de los barrotes porque sabía que en cualquier momento podía desmayarse. Camila continuaba:

-Tengo las pruebas suficientes para que pases el resto de tu vida tras las rejas. Te van a condenar por asesino, por intentar asesinarme a mi y por ladrón. ¿Cuántos años crees que te darán querido tío?

En ese momento Jorge no pudo aguantar más la presión que ejercia Camila, así que en cuestión de segundos se desvaneció en el piso ante la mirada de asombro de ella, que no sabía si era verdad lo que le estaba pasando, o si se trataba de una más de sus mentiras.

-No me vas a engañar con ese teatro que estás haciendo, porque me mentiste hasta cuando me dijiste que estabas enfermo del corazón, tan solo para obligarme a que me casara con Lauren, una mujer a la que no conocía, y todo lo hiciste por la ambición de tener una vida de millonario que no merecias porque jamás quisiste trabajar.

Camila lo miraba tirado en el suelo, pero se dio cuenta de que Jorge no se movía. Así que enseguida llamó al oficial para que fuera a revisarlo, aparentemente no respiraba.

-¡Oficial! ¡Oficial! Venga rápido, creo que le ha dado un ataque, la verdad es que nos sé si está fingiendo, estábamos hablando y de pronto se desmayó.

El oficial enseguida abrió la celda mientras Camila le contaba lo que había pasado, al entrar y tocarlo en el cuello para tomar su pulso, miró a Camila y le dijo:

-Señora, no está fingiendo, este hombre está muerto.

Camila se llevó las manos a la cara de la impresión, no se imaginó jamás que todo lo que le dijo pudiera afectarlo a tal punto de darle un infarto. Además, ella no quería verlo muerto, solo quería que pagara en la cárcel todo el daño que le había causado.



(...)





-DESTINOS CRUZADOS-  [camren gip]                                  ❝Adaptación❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora