CAPÍTULO 8

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Deslizo mi dedo sobre los labios de Lluvia al verla morderlos después de humedecerlos, su acción es como imán para mis sentidos, observo el despliegue de mi pulgar sobre su boca deseoso de que sean mis labios los que los recorran, no es un sentimiento afectivo hacia ella, es la simple atracción que puede generarle a un hombre la cercanía de una mujer y más aún siendo tan atractiva como lo es ella.

Llevo mi mirada a sus ojos, se nota nerviosa, me acerco un poco a sus labios, tanto así que puedo sentir su respirar, ella fija su mirada en la mía acercándose un poco más, nuestras bocas casi rozan.

Recobro la conciencia de mi acción retirándome súbitamente, su respiración se nota acelerada y yo disimulo la mía.

—Te dije que no volvieras hacer eso —hablo molesto después de haberme mostrado hechizado.

No me responde, sólo me observa por un par de segundos para después evitar mi mirada.

—Debe de haber otra forma para saber de Asher —retomo la verdadera razón de mi interés en ella.

—Madsen, estás equivocándote y me estás involucrado en algo de lo cual no quiero ser partícipe. Es imposible que Asher esté siendo maltratado por su padre, si tuvieras un par de meses conociéndole lo entenderías. Es un tipo consentido, su padre le da cuanto quiere, ¿crees que un padre maltratador pagaría todos sus caprichos y le permitiría estar de vago en la escuela o de fiesta cada fin de semana?

Inhala profundo ante mi falta de reacción a la vez que vuelca los ojos demostrándome su frustración al no lograr convencerme con su paupérrimo argumento.

—Madsen, Asher esta bien. Quizá se fue de viaje colgándose de la suspensión, siempre logra convencer a su padre...

—¿Padre? —la interrumpo— ¿Vive sólo con su padre?

—Madsen, déjame en paz. Si está en problemas no es mi asunto.

Arrugo el ceño ante su indiferencia, cómo le resulta tan fácil mostrarse incrédula ante lo que digo, si bien no me conoce, no puedo creer que no le importe el bienestar del sujeto que seguramente conoce desde años atrás.

—Vas ayudarme, te parezca o no, debes ayudarme —hablo impositivo.

—No puedes obligarme a ser partícipe de tus dementes ideas —habla molesta—. Me estás asustando, Madsen.

—¿No se supone que eres la niña que cree que el amor es el sentimiento más extraordinario del universo? ¿Eres otra de las que alardea solamente para agradarle a todos?  —expreso furioso.

—Okay, júzgame como quieras —habla molesta saliendo del salón dejándome como un completo idiota.

Gruño de frustración ante mi impotencia al no poder cerciorarme si mis sospechas son ciertas, vuelvo a marcar un par de veces más el número de Asher, pero sigue en la misma situación, apagado.

Salgo hacia la cafetería no en busca de alimento, estoy acostumbrado a pasar hambre  sin sentirme afectado, necesito convencer a Lluvia para que me ayude en esto, no tengo más a quien acudir.

Estoy a unos metros de llegar cuando la veo conversando con un chico, más parece que mantienen una discusión, ella hace ademanes en tanto él se toma el puente de la nariz moviendo la cabeza en negativa al agachar la mirada, ella toma su mentón obligándolo a que la vea aunque él se resiste, me quedo observándolos por un par de segundos en tanto camino más lento, el tipo al final de cuentas la deja sola y ella logra verme, sus ojos se ven enrojecidos, deduzco que es su novio y tienen algún conflicto.

Ella entra a la cafetería y yo decido que es mejor volver al salón, si antes no quizo ayudarme menos querrá hacerlo ahora que ha discutido con su novio.

MADSEN -Tres veces te amo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora