CAPÍTULO 19

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Mi corazón tamborilea desesperado, sabía que algún día mamá terminaría por retomar su vida con alguien más, pero por mucho que lo pensé, nunca me hice a la idea, siempre guardé la esperanza que papá y ella se darían cuenta del error que habían cometido al separarse.

Cuando las felicitaciones cesan, todos vuelven a su lugar, mamá ve hacia mí, puesto que fui la única que no los ha felicitado, no tendría porqué, este momento para mí no es feliz, todo lo contrario, siento que estoy por asfixiarme.

Quisiera correr algún sitio donde mi familia aún está completa, donde papá y mamá aún se aman.

—¿Por qué en lugar de mudarnos a tu casa, no se mudan aquí? No será fácil abandonar nuestro hogar —intervengo entre todo el murmullo, todos parecen tan felices.

Mamá voltea a verme y alcanza mi mano como si quisiera reconfortarme. La retiro de inmediato.

Sé que es su vida, que tiene todo el derecho de volver a enamorarse, casarse e incluso tener hijos si pudiera, pero también estamos nosotras, nuestra opinión también importa y no se ha tomado un segundo para consultarnos al respecto.

—Te aseguro que no pensaste ni un microsegundo antes de decir eso —interviene Luna— ¿Dónde se supone que será la habitación de ellos?

—Claro, vivir en el un fraccionamiento exclusivo como el Empire dice mucho de la cantidad de habitaciones que han de tener —hablo molesta—. Y puesto que tienen piscina, vestidores gigantescos y todo cuánto deseas, has de estar convenientemente feliz por el matrimonio de mamá —manifiesto.

De las pocas veces que fui a la casa de Noah para visitar a Aván o algún festejo, era como estar en una casa de película de Hollywood, el sitio es sumamente ostentoso, tanto así, que da miedo romper un plato.

Nosotros no vivimos en una casa precisamente modesta, papá siempre nos dio lo mejor junto a mamá, pero a la hora de hacer comparaciones, no tenemos ni la mitad que ellos.

—Lluvia... —interviene mamá sabiendo que estoy por desahogarme.

—Y dime, Noah. ¿Cómo un médico que sólo ve vaginas puede tener tanto dinero como para vivir en la zona más cara de la ciudad? Pensé que sólo los políticos y empresarios podían vivir allí —suelto con el ánimo de ofender.

—¡Lluvia, basta! —pide mamá, pero la ignoro por completo.

—No, hermanita —interviene Fiacro burlándose de mí—, papá es dueño de Médica Sur, ¿te suena el nombre? —presume con arrogancia.

—Fiacro, es completamente innecesario —interviene Noah, como si él no fuese todo un engreído al igual que su hijo.

Ese maldito centro médico es el más ostentoso y exclusivo de la ciudad, donde casualmente he llegado a dar durante mis últimas crisis.

Mi respiración empieza a ser irregular, pero me obligo a normalizarla respirando profundamente, Luna se pone de pie sabiendo que puede desembocar en un desequilibrio.

—Es decir que sólo ve vaginas por deporte —hablo con cierta dificultad.

—¡Se acabó, Lluvia! —mamá habla alto colocándose de pie—. ¿Dónde está tu inhalador? —pregunta al notar que no soy capaz de controlarme.

—¿Ahora muestras preocupación, mamá? —mi voz sale entre chillidos cuando me pongo de pie—. Dedícate a ser feliz, que es exactamente lo que quieres —expongo.

Siento la mano de Luna tomar la mía obligándome a sentar, se la arrebato, pero ella da un tirón más fuerte y coloca el inhalador en mi boca, la miro cuando ya tengo a Valle, mamá y Aván queriendo socorrerme.

MADSEN -Tres veces te amo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora