CAPÍTULO 15

164 42 123
                                    


Durante los módulos de química no me ha dirigido la palabra, pese a que somos integrantes del mismo equipo, cada que necesitaba algún elemento de la práctica, prefería pedirlo a Nova o a Fabién para no cruzar palabra conmigo.

Camino junto a Fabién en dirección al edificio de paraescolares, le he dicho que Aván me ha pedido que intente en acro, le ha causado risa la sugerencia de nuestro amigo, no porque sea una clase que le cause repele, si no, porque intuye la intención de Aván al sugerirme que intente en esa clase club.

—¿Eres buen bailarín? —cuestiona bromista—, tendrás que usar mallitas —se burla.

Ignoro a mi amigo y suspiro cuando me encuentro frente a la enorme puerta de cristal aún dudoso de que sea una buena idea intentar con esta actividad. De encajar no sólo habré logrado cumplir con el requisito de la clase adicional en la matrícula, también estaré con Lluvia.

Se supone que no debo esconder mis sentimientos, no sólo me lo dice mi loquero, si no, las personas cercanas a mí y eso intento, solo que es más difícil de lo que pudiera imaginarse. Sentir sin miedo, es una de las más duras pruebas por superar.

—"Suerte, bailarín" —Fabién se mofa golpeando mi hombro antes de marcharse, se ríe brevemente.

Abro la puerta para adentrarme al gigantesco salón completamente iluminado, con espejos enormes adheridos a una de las paredes más extensas.

Veo a todas partes buscando al idiota de Aván, pensé que llegaría antes que yo, puesto que fue su idea.

—Necesitas algo más cómodo —escuchó su voz a mi espalda a la vez que siento una palmada en mi hombro.

A mi mente se asoma «mallitas» como lo ha dicho Fabién. Nuevamente veo a mi alrededor, en efecto, hay chicos usándolas.

—No usaré esa porquería —le hago saber viendo un lugar en específico, donde varios chicos se encuentran vistiendo con mallas y camisetas, la mayoría sin mangas.

Aván ríe como respuesta.

—Deja de tonterías y camina —ordena.

Sigo a su par hacia una sitio que parecen ser vestidores, me encuentro de frente a Lluvia quien arruga el ceño al verme para enseguida dirigir su mirada hacia Aván como buscando la razón de mi presencia.

Veo hacia mi amigo quien sólo le sonríe sin detenerse, volteo para verla cuando ya he dado un par de pasos más, ella aún sigue observándonos con el ceño fruncido.

—Creo que al final no será buena idea —digo a Aván cuando ya me encuentro en los vestidores.

—Eso habremos de averiguarlo —habla sonriente al arrojarme un pantalón deportivo que recién saca de la maleta que trae consigo.

Me calzo con los pantalones de Aván quedándome únicamente con ellos puestos.

—¿Quieres una camiseta? —cuestiona—. ¿O prefieres arrancar suspiros? —se burla arrojándome una camiseta blanca.

Él es el primero en salir de los vestidores en tanto yo camino detrás suyo poniéndome la camiseta, que para colmo, me queda ajustada, tanto como le queda él la que trae puesta.

Veo a Aván conversar con quien supongo es la profesora y me pide me acerque a ellos, le explica que quiero pertenecer al grupo, aunque se supone que sólo vengo por la clase muestra porque dudo que tenga la habilidad de bailar y se supone también que tenía un plan para que pueda hablar con Lluvia, ¿y qué se supone que haré? ¿Bailar alrededor de ella como un pavorreal para que me escuche? Creo que Aván es el peor para tener ideas.

MADSEN -Tres veces te amo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora