MADSEN -Tres veces te amo-

CAPÍTULO 29

Me siento sumamente nerviosa, es la primera vez que tendré una presentación sin que Aván sea mi pareja de baile, y eso de cierta manera me genera inseguridad.

Nielsen me sonríe desde el otro extremo del teatro, sé que trata de darme calma, pero me es imposible, me muerdo los labios intentando inútilmente controlarme.

Esta mañana hemos tenido nuestro último ensayo y en una de las acrobacias he terminado en el piso, no por culpa de Niels, he sido torpe al elevar mis piernas y he chocado con su hombro provocando que cayera desde la altura de su espalda, por fortuna no me he lesionado; siento que lo haré mal nuevamente, nunca me había sentido tan inestable.

Los brazos de Madsen me rodean desde la espalda encontrándonos tras las cortinas del escenario, siento sus labios posar sobre mi mejilla un breve momento, su mano se entrelaza con la mía sin dejar de rodear mi abdomen. Suspiro profundo cuando las últimas notas de la coreografía grupal se escuchan seguida de aplausos.

El escenario se queda en total oscuridad para que los participantes puedan salir y una luz ilumina únicamente al maestro de ceremonia. Nuestra participación es anunciada y con ello mis nervios explotan, tomo un profundo suspiro.

—Haz que el tragarme los celos valga la pena —me susurra Madsen haciéndome sonreír.

Giro un poco mi rostro para encontrarme con el suyo, ambos sonreímos, quiero besarlo, pero me contengo no debiendo arruinar mi labial.

Le doy un beso de esquimal tratando de controlar mi deseo por fundir nuestros labios, hace un par de semanas que le han quitado por completo el vendaje de la nariz, ya ha pasado poco más de dos meses de su cirugía y por fortuna no hubo ninguna complicación.

—Lo harás bien, mi amor —me susurra, sonrío feliz con mi nuevo "sobrenombre".

Un par de días atrás ha empezado a llamarme de esta manera, me siento tan bien sabiendo que él me ama tanto como yo le amo a él.

—Te amo —decimos en unísono antes de que la música de nuestra presentación invada el sitio.

Luces cálidas iluminan la plataforma descubriendo a Nielsen en el centro de la misma. Me alejo de Madsen preparándome para mi salida a escena.

Un par de segundos más pasan, observo su pulcro estilo de baile, Aván es un extraordinario bailarín, pero Nielsen sin duda es el maestro de las expresiones corporales, tiene un don impresionante, usa sus extremidades con tal precisión que hipnotiza a cualquiera.

Es mi turno y mis nervios terminan convirtiéndose en mis aliados al ayudarme con mis expresiones faciales de dolor apegando mis gestos a la letra de la canción.

Los aplausos y un breve bullicio se escucha cuando ejecutamos a la perfección la acrobacia que he fallado esta mañana, estamos a mitad de nuestra exhibición y el rostro de Nielsen se acerca al mío encontrándonos completamente entregados a nuestra presentación.

Y es en la última cargada cuando escucho un fuerte chasquido en el pie derecho de Nielsen, noto por un instante que hay dolor en su expresión, aún así no deja de bailar.

El final de la música se escucha junto al oscurecer del escenario para que seamos iluminados solo los dos en el centro de la plataforma, Nielsen entrelaza nuestras manos para agradecerle al público y enseguida al jurado. Damos un paso antes de hacer la reverencia a los espectadores y noto que cojea.

—¿Estás bien? —indago cuando sin soltar mi mano caminamos para dar paso a la siguiente presentación, su mano presiona la mía.

—Me he torcido el tobillo —me dice presionando sus dientes.