CAPÍTULO 16

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Sentimientos encontrados invaden mi ser, por un lado la emoción que me hace sentir la cercanía de Madsen y por otro, ahora conocer el dolor por el que ha atravesado, nadie debería sufrir de esa forma. Aborrezco tanto al sujeto que fue capaz de dañarlo tanto.

Veo hacia el techo de mi habitación y sonrío recordado lo mucho que insistió para que lo escuchara, para que disculpara su arrebatado actuar de días atrás, me alegra tanto el haberlo escuchado y no seguirlo juzgando sin saber cuánto carga en su interior.

Abrazo mi almohada estrujándola sintiendo ese huracán de emociones que me hace sentir con su cercanía, con sus insinuaciones, cierro los ojos y es como si su aliento aún chocara contra el mío, acaricio mis labios imaginándome que son los suyos los que danzan sobre ellos.

Esa sensación de vacío en el estómago que hace tiempo no sentía me invade por completo, no quiero ilusionarme con Madsen porque su tormentoso pasado me aterra, no por mí, si no, por él, me da miedo que no sea capaz de enfrentar sus fantasmas, que sus altibajos emocionales lo arrastren nuevamente y sin desearlo, me haga daño.

Aún así, una vocecita me dicta que arriesgue todo, que puedo convertirme en la persona que lo ayude a superar sus miedos y quiero serlo, hoy conocí el lado dulce de Madsen y me ha dejado cautivada.

Inundando mi mente de maravillosos pensamientos me quedo dormida y mi despertar es por mucho el mejor desde hace mucho.

—¿Te sientes bien? —pregunta mamá cuando bajo ya con el uniforme puesto.

Lleva su mano a mi frente para medir mi temperatura como si tuviese un termómetro incluido. Sé que sólo lo hace para molestarme, sé que es raro que esté arreglada para ir al colegio siendo tan temprano.

—¡Mamá! —reprocho sonriente al quitar su mano.

Dejo mi mochila sobre la isla de la cocina y mi "dulce madre" la arroja al piso.

—Será digna de estar en mi cocina cuando esté limpia —la patea ligeramente dejándola en la entrada—, o sea, nunca —finaliza sonriente.

—Mira que la única rara el día de hoy no soy yo —expreso tomando una manzana y otras frutas para prepararme un batido antes de ir a clases.

No me que mamá sea una gruñona, pero en los últimos meses sus cambios de humor están tan insoportables como los de Madsen.

«Madsen Madsen Madsen», mi mente invadida con su nombre. Sonrío.

En fin, su cambios de genio se supone son debido a su precoz menopausia o eso es lo que su ginecólogo dice, quien casualmente también es el tipo con el que sale. Me resulta tan turbio que se haya enamorado del sujeto que... "¡ay, por Dios!" No necesito esos pensamientos.

—¿Esa sonrisa es por el chico que vino a dejarte anoche? —cuestiona.

Toso frenéticamente ahogándome con mi bebida recién preparada, mamá se ríe por mi acción y golpea ligeramente mi espalda para que no termine siendo mi asesina.

—Mamá, Madsen es sólo un amigo —le aclaro.

—Pero mírala —se acerca a mí para tomar suavemente mi mentón—, le brillan los ojitos al decir el nombre del greñudito que la trajo anoche —se burla.

Sonrío.

—Su melena es sexi —lo defiendo sonriente y ella lanza una breve carcajada.

—Buenos días, má —escucho la voz de Valle al entrar a la cocina.

Mi perfecta hermana siempre tan educada, responsable, dulce y todo lo que mis padres podrían desear, no es que no soporte "su perfección", pero sí me choca que se crea tan insuperable la muy engreída.

MADSEN -Tres veces te amo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora