CAPÍTULO 22

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Me despido de ella con un prolongado beso en la mejilla en el momento que llegamos a su casa, cuando la noche está por caer.

Le sonrío entrelazando nuestro dedo meñique, «el dedito de la promesa», como ella lo llama, Lluvia es una niña tan dulce que le da un nombre tierno a todo.

—¿Nos veremos mañana? —pregunto haciendo notorio el nulo deseo que tengo de dejarla.

Me hubiese encantado pasar más tiempo con ella, pero su madre le ha pedido que volviera a casa y no tuvimos más opción.

Pasar tiempo con Lluvia me es tan agradable que las horas parecieran ser minutos, detesto el tener que dejarla de ver.

—Sólo si prometes no morderme —susurra melosa provocando que sonría—. Me gusta tu sonrisa —expresa acariciando mi mejilla logrando que mis labios se arqueen aún más.

—Tú me haces sonreír —le recuerdo lo que ya sabe.

Ella está despertado sentimientos que no imaginé llegaría a sentir por alguien más que no fuese Fabiola, no es que quiera compararlas, porque son tan distintas, así como lo que Lluvia provoca en mí, es como si Lluvia me regalara un pedacito de cielo en mi ahora menos ardiente infierno.

Junto a ella todo es sonrisas despreocupadas, deseo de vivir y conocer cada detalle de sus gustos que quiera compartirme, es como si explorara un mundo desconocido lleno de color y risas.

—Entonces esa sonrisa sólo debe ser mía —expresa con suavidad acercándose un poco más.

—Sí, preciosa, será únicamente tuya —la abrazo mientras beso su frente, la estrujo—. Creo que debo irme —sigo siendo consciente que ya hemos tardado despidiéndonos.

—Mañana no podremos vernos —me hace saber, arrugo el ceño.

Pensé que ella deseaba tanto como yo, el que pasemos tiempo juntos.

—Cada domingo, mis hermanas y yo, pasamos el día con papá, y ahora más que antes quiero verle para hablar con él —me aclara.

—Entonces vendré por ti el lunes antes de lo habitual —hablo y me sonríe.

—Me parece una idea genial —responde sin dejar borrar su sonrisa.

Mi única intención es pasar todo el tiempo posible con ella.

—Hasta el lunes. Te voy a extrañar —confieso.

—También voy a extrañarte —me abraza de nuevo.

Beso su mejilla antes de alejarme de ella, la encuentro observándome cuando ya he dado un par de pasos dirigiéndome hacia mi coche.

Escucho unas pisadas apresuradas y sonrío cuando ya se encuentra a mi lado, dejo de sonreír al darme cuenta que no se trata de Lluvia.

—¡Fenómeno, ¿me llevas? —expresa la chica que días atrás me saludó con un beso en los labios en el colegio de forma sorpresiva sin que pudiera evitarlo.

Veo hacia Lluvia quien arruga el ceño, ahora comprendo que se conocen y que es una amiga de su familia puesto que ha salido de su casa.

La chica se acerca con la misma intención de hace días, pero logro esquivar sus labios alejándome de ella.

—Vivimos en el mismo fraccionamiento —dice sonriente atrayendo mi atención.

Volteo nuevamente y Lluvia ya no se encuentra en la entrada de su casa, su hermana menor camina hacia mí, toma mi brazo halándome para que vuelva.

—"Cariño" —su tono suena molesto al dirigirse a la chica—. Tendrás que esperar a tu chofer, ¿acaso no lo llamaste? —le da una falsa sonrisa—. Madsen ayudará a Lluvia con sus equipajes —le aclara.

MADSEN -Tres veces te amo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora